XI.

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Anya sintió como el aire escapaba de su cuerpo cuando sintió la mirada quemada encima, estudiándola fijamente y de pronto dio media vuelta, listo para irse, sin decir una sola palabra

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Anya sintió como el aire escapaba de su cuerpo cuando sintió la mirada quemada encima, estudiándola fijamente y de pronto dio media vuelta, listo para irse, sin decir una sola palabra. Aquello desesperó a Anya, quien se adelantó y lo tomó del brazo, deteniéndolo.

Lo observó, de no ser por lo cercano que eran, el poder reconocer su espalda, su forma de moverse y el propio porte que tenia, no lo hubiera reconocido. Se veía diferente. No es que en la escuela no se vistiera con elegancia o en las salidas ocasionales que habían tenido, sino que nunca lo había visto en un traje. Su cabello peinado adecuadamente, un traje gris con una camisa oscura debajo, se veía realmente atractivo.

Pero eso no era lo importante, sino el aclarar esa situación, no tenía ni idea de que decir o hacer para que él no la mirara de la forma en que lo estaba haciendo. No podía pensar con rapidez, no cuando se trataba de Damian, por lo que dijo lo primero que se le ocurrió.

—¿Qué haces aquí?

—Eso es lo que quería preguntarte pero... —Sus ojos miraban alrededor y una risa ironica surgió de sus labios— es más que evidente. —Se pasó una mano por el cabello desesperado. —De verdad que fui lo suficiente ingenuo, pensando que me rechazaste por tener algún plan con Becky pero esto...esto, debí haberlo supuesto.

—No es lo que piensas.

—¿No lo es? —La ironia de su voz era filosa, sus ojos viajaron hacia la entrada del museo, pero no había nadie más ahí que ellos. —¿Acaso no asististe al evento como la pareja oficial de Demetrius?

Anya torció su boca, bueno, era exactamente lo que pensaba, aunque sus razones eran por completo diferentes, algo que no podía decirle.

—Bien, si, he venido con tu hermano, pero no te mentí, te dije que tenia planes, pero no quise decirte con quien, porque tú... —Las palabras salían rápidamente de su boca. — tienes algún complejo con tu hermano donde piensas que te cambiaré por él, a pesar de que sabes que mi amistad es sincera.

Sus palabras parecieron ser un golpe directo para Damian quien deformó su rostro, acortó la distancia y la sujetó antebrazo, obligándola a mirarlo. Ella había estado evitando mirarlo directamente a los ojos al sentirse incomoda por su mirada.

—¿Amistad? ¿Esto es gracioso para ti? —Él sonrió con amargura. —¿Esto es una especie de juego agonizante sobre quien te conviene? ¿Probando a ambos y viendo que tan desesperados...? —Su voz era intensa, fuerte y contenida. —¿Estas jugando conmigo? Despues de todo, de lo que sucedió en mi habitación... —Su voz se cortó de pronto, parecía luchar consigo mismo, como si pensara en que decir o no.

—Anya solo ha venido con Demetrius porque me ha invitado, no hay más allá de eso, es un simple amigo.

Damian miró al cielo con desesperación, soltándola y dando un paso atrás.

—¿Y yo soy solo tu amigo?

—Si, lo eres.

Damian se acercó más hacia ella, logrando que sus cuerpos se pegaran más, reduciendo el espacio entre ellos.

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