VI.

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Observó el pizarrón con fijación sin prestar la mínima atención a lo que estaban diciendo, contaba con que Becky tuviera los apuntes para pasárselos después, aunque si no era así, realmente no le preocupaba

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Observó el pizarrón con fijación sin prestar la mínima atención a lo que estaban diciendo, contaba con que Becky tuviera los apuntes para pasárselos después, aunque si no era así, realmente no le preocupaba. Ese día se había movido por inercia, porque su cabeza estaba en asuntos más importantes, aunque más que nada, en uno en especial.

¿Qué era lo que había sucedido con Demetrius Desmond el viernes?

Era la idea que no había dejado de darle vueltas en todo el fin de semana y aún cuando era lunes, no encontraba una respuesta de que sucedió. Habían pasado tantas cosas a la vez, que Anya no había podido concentrarse: el mesero acercándose y hablando sobre su pedido, Demetrius hablando y más importante, su incapacidad de leer su mente.

La presencia del mesero constante para brindar el mejor servicio era demasiado irritante pero ¿no poder leerle la mente a Demetrius? Debía ser una especie de broma o equivocación de su parte, había sucedido algo mal ese día. Quizá no estaba concentrada lo suficiente o sus pensamientos no eran tan ruidosos como los de su hermano, por lo que le costaba captarlos. Seguramente debía ser eso...

Aunque muy en el fondo sabía que se estaba mintiendo a sí misma.

Por qué no había sido un error y ya, sino que ella se había asegurado no una vez, ni dos y mucho menos tres veces. Realmente lo había intentado, se había roto la cabeza utilizando toda su fuerza mental para ingresar a su cabeza.

En primera instancia había pensado que quizá su mente no era de libre acceso o fácil como cualquier otra mente. Por lo que incrementó su poder y lanzó la descarga de habilidades hacia él. Siempre solía pensar en su poder como una especie punzada imperceptible, o una llave que ella misma ingresaba y giraba, manejando a su antojo.

Pero nada de eso había sucedido, sino que había sido atormentada durante el resto de la noche, pensando que de seguro estaba cansada y no podía acceder con facilidad, aunque con el mesero fue extremadamente fácil. Sabía que no era el caso, y ahí caía su pregunta ¿Por qué no podía leer su mente? No había precedentes sobre esa situación, por lo que no podía tomar de ejemplo nada para apoyarse o hacer una teoría, Anya se sentía tan perdida sobre ese tema y no había nadie a quien pudiera preguntarle, estaba sola sobre eso.

Después de que salió del estupor inicial de su incapacidad de utilizar sus habilidades contra él, fue cuando parte de su cerebro captó las palabras que habían salido de la boca del primogénito de los Desmond ¿él estaba interesado en Anya? Recordaba su mano encima de la suya, entendiendo que no podía ser como simples amigos, como era Anya con su hermano, sino que estaba buscando algo mas allá, él tenía un interés amoroso en ella.

Realmente no podía culparlo, ella era irresistible, pero el atraparlo no estaba en sus planes.

Se suponía que solo debía leer su mente, obtener información y de ahí informársela a su padre para que pudiera actuar con eso y alejarse, no le interesaba Demetrius. No de la manera en que él lo había expuesto, hasta ahora le caía bien y en ocasiones la ponía nerviosa al grado de ocasionar aleteos en su estómago.

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