CAPÍTULO TRES

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Chances -Backstreet Boys

El reflejo le devolvió la mirada cuando Jessica se colocó frente a él, estaba en el salón de casa, dándole los últimos retoques a su maquillaje.

Se había comprado un vestido rojo sangre con un escote sencillo y una abertura por debajo del muslo. Llevaba un recogido sencillo con horquillas que apenas sujetaba todo su pelo.

Sus padres iban de blanco y negro, tal y como mandaba la tradición de Santa Mar, las parejas vestían con los colores opuestos en representación de su armonía, de la contraposición de dos almas que formaban una sola.

Su padre había salido para sacar el coche del garaje y aparcarlo frente a la puerta para que ellas no tuvieran que caminar demasiado, su madre se estaba subiendo a los zapatos. Ya casi estaba lista.

Jessica se colocó detrás de ella, le puso la mano en el hombro y tiró de la cremallera del vestido para cerrarlo.

—¿Podemos hablar ahora? —le preguntó.

—¿Te parece el mejor momento?

Claire se apartó de Jessica para coger su bolso pero su hija fue más rápida y se lo arrebató de entre las manos.

—¿Y cuándo será un buen momento, mamá? ¿Cuando puedas volver a mirar a tu marido a la cara o cuando puedas dejar de mentirnos?

Claire se armó de valor y alzó la barbilla para mirar a su hija. Entonces tomó aire como si estuviera a punto de soltar una bomba.

—Halit no es mi amigo, estoy interesada en él, Jessica. Lo siento mucho pero no puedo decirte otra cosa.

La confirmación le dolió, dolió tanto que Jessica creyó que su corazón no podría soportarlo y se partiría en pedazos como si fuera cristal.

Fue como despertar de una ensoñación mágica, como tener delante de ti todo aquello que has intentado ignorar.

—¿Le has sido infiel a mi padre?
—preguntó esperando una respuesta que sabía que no obtendría.

Claire levantó el dedo índice y su mirada rezumó enfado.

—No te atreves a acusarme de algo así, Jessica. No he tocado a ese hombre ni con la yema de los dedos y no lo haré hasta que esté divorciada —aseguró.

A pesar de todo, su hija sabía que no mentía. Pero eso no arreglaba nada.

—¿Así, sin más? ¿Eso es suficiente? Te estás vistiendo para ir a tu fiesta de aniversario, ¿cómo puedes ser tan cínica?

—No te pases, Jessica. Yo quería decírselo a tu padre pero tú no me dejaste, te inventaste toda esta tontería y ahora Halit tendrá que ir a esa fiesta como si fuera tu novio. ¿Se lo has contado a Blake, acaso? —la acusó.

—No me cambies de tema. ¿No te das cuenta del daño que le estás causando a papá?

Sin querer, Jessica comenzó a alzar la voz. Claire miró hacia la puerta, Edmund podría volver en cualquier momento y escucharlas.

—Sé que esto no está bien y no me excuso por ello, pero no tienes derecho a juzgarme. Acabaré con todo esto muy pronto —finiquitó.

Azul se escribe con M Donde viven las historias. Descúbrelo ahora