36; LA CABAÑA

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𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍

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𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍

LA CABAÑA

—¡Sigue así, Jungsuk! 

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—¡Sigue así, Jungsuk! 

—No deberías estar aquí gimiendo mi nombre —gruñó en su oreja—. No deberías estar disfrutando de cómo te follo. Deberías estar durmiendo con mi hermano, Haesun.

—¡Cállate! ¡Fóllame más, Jungsuk! 

Haesun era escandalosa por más que se mordiera los labios en un intento de callarse. Era tan desatada y salvaje que hacía que Jungsuk disfrutara de complacerla, por lo que le dio un azote que ella tuvo que morder su hombro para callar su chillido mientras que gruñía por el dolor mezclado con el placer, pero volvió a repetirlo. Ambos eran un manojo de ansiedad por alcanzar el orgasmo, de desesperada pasión que llevaban conteniendo al pasar por días difíciles donde la rubia no podía acercarse a él como tanto deseaba.

—J-Jungsuk, no puedo más —avisó mientras su cuerpo se llenaba de bruscos espasmos, apretando el miembro del menor de los trillizos.

Jungsuk intentaba contenerse al no poder más, sintiendo cómo ella dejaba besos en su mandíbula y sus movimientos se volvían más lentos y torpes al estar montándolo, por los que llevó ambas manos a sus nalgas para ayudarla mejor con los movimientos. No eran capaces de guardarse sus gemidos, porque, como siempre, sus encuentros eran demasiados pasionales, aun cuando peligraban ser encontrados siendo uno, pero quizás eso lo volvía más excitante como para que pudieran contenerse un poco. 

Dio otro azote en el que ella ahogó un chillido, aferrándose a sus hombros, sintiendo cómo este enterraba los dedos en sus nalgas para volver a empujarse y golpear su interior con fuerza.

—Córrete, Haesun —ordenó antes de devorar sus labios, sintiendo cómo el cuerpo de la rubia era invadido por deliciosos espasmos.

Ella lloriqueó sobre sus labios, pero la obligó a volver a besarlo, ya que no quería seguir corriendo más riesgos por lo ruidosa que era. Sentía sus uñas enterradas con fuerza sobre sus hombros, motivándolo a seguir mientras su lengua acariciaba la suya, besándolo con algo de torpeza, por lo que continuó embistiéndola con rapidez ahora buscando solamente saciarse él, hasta que se enterró profundo en ella. Apretó sus delgado cuerpo a la vez que hacía un sonido involuntario con la garganta al seguir besándola, corriéndose en el condón.

SECRETOS ENTRE LOS TRILLIZOS JEON | FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora