SANJI
Era hora de la Oración de Media Tarde, por lo que Sanji se encontraba en la capilla rezando. Llevaba media hora de rodillas y se comenzó a acalambrar, sin embargo, la noche anterior había tenido un sueño pecaminoso, por lo cual debía rezar hasta que pudiera quitarse el peso de su pecado. No recordaba todo el sueño, pero recordaba perfectamente las sensaciones húmedas que le dejó. Debió ser un sueño erótico. El padre Duval le dijo que era normal para su edad, pero que debía controlarse lo que más pudiera, porque Dios todo lo veía.
Después de terminar sus oraciones, pensó en ir a ayudar a la cocina. Era su actividad preferida de todas las que le asignaron para este mes. Podían mandarle a hacer cualquier cosa, como lavar platos o picar verdura, que no se quejaba mientras le dejaran estar en la cocina.
Pronto, pediría que lo dejaran encargarse por completo. Encontró muy interesante el mundo gastronómico, por lo que quería probar a hacer el menú él solo. Por supuesto, supuso que la respuesta sería no. El Padre Duval ya le había aclarado anteriormente que solo debía concentrarse en la próxima ceremonia donde lo ascenderían a sacerdote.
No lo malentiendan, ansiaba ser sacerdote, por algo había estudiado tan duro, pero a veces se preguntaba si servía para ello. Lo cierto era que no conocía otro mundo que no fuera ese, pues desde muy pequeño había quedado huérfano y la iglesia lo acogió, enseñándole la vida pura que debía llevar. Valoró todo lo que hicieron por él y quería corresponder haciendo que se sintieran orgullosos, sobre todo el Padre Duval, que lo guió como a un hijo.
Justo estaba terminando su plegaría cuando un gran ruido retumbó por las paredes de la iglesia. Casi al mismo tiempo, una monja entró a la capilla.
-¡Rápido, el monasterio está siendo asaltado por piratas! ¡Tenemos que evacuar en seguida!
Tanto él como las demás personas que estaban en la capilla, comenzaron a correr a toda prisa. Los piratas eran, ahora, algo común en la sociedad. Por ello, no era la primera vez que el pueblo era atacado. Sin embargo, raramente entraban a la iglesia, suponía que algunos piratas si debían temer a la ira de Dios. Al parecer, los que se atrevieron a entrar hoy, no.
Como sea, gracias a la trinidad, la iglesia San Ignacio contaba con más de doscientos metros de catacumbas construidas justo debajo. El lugar se convirtió en el depósito de cada objeto de valor que guardaran, al igual que el escondite para este tipo de casos. Por lo que todos acudieron a las puertas que llevaban al pasadizo, incluido Sanji. Mientras corría hacia allí, pudo ver que el padre Duval ya se encontraba esperándolo. El padre Duval alargó su mano, gritando:
-Deprisa, hermano Sanji.
Aceleró el paso, pero justo a escasos metros de llegar recordó su tesoro más grande. Giró sobre sus talones sin pensarlo ni un poco. Escuchó a Duval gritar, pero hizo caso omiso. Aún tenía tiempo, si corría muy rápido podía llegar a su habitación y recoger su biblia. No veía a piratas por ninguna parte y pensó que podría volver al escondite en cuanto la tuviera en sus manos.
Corrió lo que su físico le daba, que no era mucho debido a su vida rutinaria de rezos constantes. Alcanzó a llegar a su habitación y buscó en sus cajones. Ahí estaba, su amada biblia, la cual no era como ninguna otra. Su versión estaba llena de recetas anotadas por todas partes. La abrazó y regresó de nuevo al pasillo.
No obstante, una figura desconocida lo tomó por detrás y antes de que pudiera notar lo que sucedía, sintió un golpe en su cabeza. Luego, la oscuridad llegó.
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Un suave viento lo despertó poco a poco. Trató de abrir los ojos, pero algo obstruía su vista. Una venda, quizás. Intentó mantenerse enfocado, pero el golpe que le dieron aún lo tenía mareado. Incluso sentía que se mecía...No, realmente se estaba meciendo. Comprendió, para su terror, que estaba a bordo de un barco. No solo eso, estaba atado a una estructura gruesa y maciza.
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Perdona mis pecados (ZOSAN +18)
RomanceLa iglesia fue el hogar de Sanji desde siempre, así que vio natural seguir su camino hasta llegar a ser sacerdote. De hecho, le quedaba muy poco para ser ordenado como tal, pero justo antes de recibir su ansiado título, unos piratas entraron a la fu...