Capítulo 9

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SANJI

La figura de Jesús crucificado hecho de madera oscura lo miró fijamente. Desde abajo se veía aterrador, como si su dura mirada estuviera dirigida específicamente a Sanji. Como si supiera de sus acciones.

Terminó de persignarse y se levantó de la banca. Había terminado de rezar y ahora tenía toda la mañana libre para regar el jardín trasero de la capilla. Gracias al padre George, su estancia allí estaba siendo bastante pacífica, así que lo menos que podía hacer era ayudar con los quehaceres.

Lo cierto era que durante la semana pasada y esta, el padre George estaba ahorrando los donativos de las misas para que Sanji pudiera comprarse un pasaje de barco hacía su isla natal. Pronto tendría la cantidad exacta. Realmente estaba agradecido.

Justo mientras se estiraba, el padre George apareció por la puerta del despacho parroquial.

- Hermano Sanji - George sonrió amablemente, a lo que Sanji le correspondió de la misma manera. - ¿De nuevo rezando? Creí verte haciéndolo en la madrugada

-Sí, es que aun tengo mucho por lo que pedir perdón.- George lo miró con un rastro de lástima. Lo poco que pudo escuchar de su historia hizo que se diera cuenta que Sanji era un alma bondadosa pero muy manipulable y fácil de corromper.

-Sanji, ya hablamos de eso. No tuviste la culpa, fuiste secuestrado. Y de todas maneras, ya pediste perdón varias veces. El señor es bondadoso, estoy seguro que ya te perdonó hace mucho tiempo.

-Eso espero, George. Es solo que siento mucho miedo de las consecuencias.- El rubio agachó la cabeza. George sabía que había algo que ocultaba, pero no quiso presionarlo. Igualmente, sentía curiosidad por lo que habría espantado tanto a Sanji.

- Las consecuencias solo son para aquellos que tienen un corazón malo, hermano Sanji. Como ese pirata del que me hablaste. Debió ser horrible estar en su presencia.- ¿Horrible? Sanji aún sentía la urgencia de regresar por donde había venido y buscar a Roronoa. Por ese motivo era que rezaba tantas veces al día.

Esperaba que Dios le diera la fuerza para mantenerse alejado. Roronoa y la vida que le ofrecía era todo lo que estaba mal en esa vida. No solo tendría que renunciar en lo que creía, además lo haría para ser un criminal. Sumado a eso, no dejaba de pensar en lo a gusto que se había sentido alrededor del peliverde durante los últimos días, incluso mientras lo tocaba.

-No sé si Roronoa tenía un mal corazón. Creo que tan solo fue una persona que nunca pudo conocer la decencia y por eso actuaba desde la ignorancia. George, en realidad, nunca me trató mal.

-Te mantuvo en su barco a la fuerza, Sanji. Es suficiente mal.- El padre le dio un suave apretón en el hombre.- Todo pasará, ya verás.

-Le agradezco.

El padre George se despidió para seguir preparando la misa de la tarde, por lo que Sanji salió al jardín. Preparó un cubo de agua y la regadera para el huerto de romero. El clima estaba siendo demasiado caluroso, es por eso que debían regar muy a menudo. Se quitó el hábito que amablemente le había dejado el sacerdote, quedando solo en camiseta y pantalón interior.

Sabía que George tenía razón. Aquello sólo podía ser lo que llamaban Síndrome de Estocolmo. Pronto pasará, se dijo así mismo como un mantra mientras regaba el huerto. Se lo decía muy a menudo, pero tenía que olvidarse del pirata. Es más, seguro que el peliverde ya lo había olvidado.

De repente, escuchó un ruido procedente del bosque, el cual colisionaba con el terreno de la iglesia. Sanji miró hacia esa dirección, pero no había nada extraño. Tal vez fue algún animal pequeño. Regresó toda su atención a su tarea, cuando otro ruido lo interrumpió. Giró su rostro justo a tiempo para ver como un gran hombre encapuchado salía de entre los árboles. Todo sucedió muy rápido porque el hombre corrió hacia él a toda velocidad.

Perdona mis pecados (ZOSAN +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora