8.- Debí Confiar En Ti

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Naruto corría por el bosque a todo lo que podía, le dolía su vientre por la recién cesárea que había tenido, pero lo que más le dolía era el hecho de que su pequeño tuviera hambre y él no pudiera hacer nada, brincando entre los arboles fue que vislumbró un camino y seis hombres fuertes y con ropas gastadas.

Naruto sonrió, tal vez ellos podrían darle algo de leche o decirle el lugar en donde hubieses una villa cercana para buscar ayuda.

—Disculpen ¿Pueden ayudarme? Traerán algo de leche con ustedes.

—¡Jajaja! —se rió un hombre un tanto robusto y maduro—, mira que preciosura tenemos aquí.

—Por favor, no busco problemas, tampoco quiero nada regalado —dijo Naruto mientras arrullaba al niño para calmar su llanto sin conseguirlo.

—¿Y cómo piensas pagarnos  preciosura? —habló otro tipo de manera lasciva.

—Tengo dinero para hacerlo, sino por favor díganme alguna villa cercana o algo… se los suplico —Naruto estaba tan preocupado por su pequeño que no le importaba dejar de lado su orgullo.

Las risas de los tipos no se hicieron  esperar, todos ellos se burlaban de Naruto.

—Lindura déjame decirte que no hay villas cercanas en varios Km, y para tu mala suerte nadie podrá oír tus gritos cuando te follemos.

Naruto se asustó por las palabras de esos tipos, empezó a retroceder pero ya lo rodeaban.

—Aléjense de mí.

—Mira muñeca, si eres sumiso y obediente te aseguro que no te lastimaremos tanto y dejaremos vivo a esa máquina de chillidos que tres contigo.

—Incluso puede que si quedamos con ganas lo usemos también.

Algo en el rubio se encendió, no permitiría que alguien lastimara a su pequeño, debido a la furia que empezaron a sentir tanto él como Kurama, sus ojos se pusieron rojos.

—Como si yo fuera a dejar que tipos asquerosos como ustedes me pusieran un dedo encima —dijo con el mejor tono frio que tenia.

Aun cargando al niño, bastó con acomodarse y levantando un solo dedo creando un mini futon rasen shuriken el cual arrojó al mayor de ellos cortándole la garganta ante el asombro de los restantes.

—No puedes ser —dijo uno impresionado.

—Tú eres… —afirmó otro más que preguntando.

—Uzumaki Naruto y no pienso perdonar a los que trataron de dañar a mi pequeño.

Naruto extendió su mano creando en cada dedo un mini futon rasen Shuriken, los tipos cuando vieron eso solo atinaron a salir corriendo, pero era tarde, los tipos fueron asesinados por el rubio quien solo los veía de forma fría.

—¡Gracias! —se escuchó una voz de la nada—, me ahorraste el trabajo.

—¿Quién eres? —preguntó poniéndose en guardia.

—Tranquilo, después de lo que acabo de ver seria un imbécil si quisiera atacarte —el chico se dio la vuelta y empezó a caminar en dirección opuesta a Naruto—, anda, sígueme.

—¿Adónde? —preguntó desconfiado y serio.

—Hay un campamento cerca de aquí, allí podrás alimentar a tu hijo y curar “eso” —y señalaba la playera de Naruto que se empezó a empapar de rojo por el esfuerzo hecho.

Ante las palabras del chico el semblante de Naruto cambió por completo, su rostro se suavizó y sin dudarlo empezó a seguir al muchacho que corría delante de él.

Perdoname SasuNaru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora