21.- Ya No Hay Nada Que Perder

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Unas fuertes pisadas se escuchaban por los pasillos de la torre del Hokage para abrir estrepitosamente la puerta de la oficina principal, sobresaltando a las dos personas que se encontraban dentro.

-¡YA NO AGUANTO! -gritó desesperado el joven albino que llevaba a un muchacho bastante atractivo literalmente pegado a él.

-Eres malo Veko-chan, yo sólo deseo estar contigo -decía Kuroma, que ya era un hombre de 20 años.

-Niños dejen de pelear, no estamos en casa -habló tranquilo el sexto Hokage, aunque se notaba rojo pues aquella interrupción le asustó a él, así como a su escolta que salía de abajo del escritorio sobándose la cabeza ya que por el susto se pegó contra el mueble.

-¿Papá teme que estabas haciendo allí abajo? -le preguntaba Kuroma al azabache mayor que seguía sobándose la cabeza.

-Kuro-chan ya te he dicho que no me llames teme, estaba buscando un lápiz que se le cayó a tu mami.

-Sí, claro "¿Acaso creen que tengo cinco años? Esas excusas que se las den a Kenaru y Naruke" -pensaba viéndoles con un ligero tic.

-Mami -llamó Veko quien ahora contaba con 19 años recién cumplidos-, ya no es posible esta situación, necesito tu ayuda, Kuroma insiste en seguirme a todos lados, no puedo ir ni al baño con tranquilidad.

-Lo siento Veko-chan -decía viendo como su primogénito abrazaba al albino posesivamente-, tendrás que aprender a lidiar con tu propia lapa, yo tengo la mía -ya que ahora Sasuke le abrazaba a él al grado de prácticamente sacarlo de la silla del Hokage sentándolo encima de sus piernas.

-¿No entiendo que tiene de malo querer estar con la persona que amas todo el tiempo? -dijeron a tono tanto Sasuke como Kuroma.

-Que uno necesita privacidad -respondieron sus parejas con un tic que comenzaba a ser constante.

Los toquidos de la puerta hicieron que los presentes dejaran aquella "discusión" para prestar atención al asistente del Hokage que era Konohamaru.

-Naruto-nichan el Kazekage ha venido a verte.

-Mira igualado, debes referirte a mi mami con respeto -bramó furioso Kuroma, ya que siempre le molestaba que todos fueran tan familiares con Naruto, para el azabache los únicos que tenían ese privilegio eran su padre, sus hermanos además de sus tíos adoptivos.

-Ya Kuro-chan, Konohamaru es un amigo mío, él puede llamarme así, anda, dile al nuevo Kazekage que pase.

Desde hacía unos meses Gaara, quien ya llevaba muchos años siendo el líder de Suna decidió retirarse a descansar con su amado doncel, dejándole el puesto a su menor hijo, Aimaru quien ahora contaba con 16 años, un atractivo joven de cabellos pelirrojos que le llegaban a la cintura, más no por ello significaba que era afeminado, al contrario, era un hombre varonil y sumamente atractivo.

-Buenos días Hokage-sama -saludó en tono frio similar al que Gaara tenía, más aquel semblante serio no duró pues Kuroma se le abalanzó abrazándole.

-¡Aimaru-chan! -gritó el moreno feliz-, me da gusto verte hermanito.

-"Sí claro y yo soy el igualado" -pensaba Konohamaru antes de irse a seguir con los asuntos de las misiones de ese día.

-Bienvenido Kazekage-sama -saludó Naruto mientras Sasuke veía al pelirrojo de mala manera.

Aquel chico le caía mal pues era la mezcla de las dos personas que peor le caían, la apariencia de Gaara mezclado con la sonrisa cínica de Sai y el descaro total del doncel albino.

Perdoname SasuNaru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora