20.- Está Bien Teme

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Varios meses habían transcurrido en Konoha, Naruto tenía ya nueve meses de embarazo y pronto le darían fecha para la cesárea que le haría Tsunade para traer a los pequeños al mundo.

Durante ese tiempo no había noticia de Sakura, pero no por ello dejaban solos a los niños o Naruto.

El rubio por su parte desde el inicio del octavo mes se le prohibió tener relaciones sexuales por el bien de los bebés ya que entre tanto movimiento era probable que los lastimara.

En ese momento era de madrugada, Naruto se encontraba en el baño de la recámara en donde dormía con Sasuke, al parecer las hormonas le tenían enloquecido por lo que se masturbaba procurando no hacer ruido.

Sasuke buscaba de forma inconsciente a Naruto y al no encontrarle despertó un poco preocupado, pero aquel sentimiento no duró al escucharle en el baño, se acercó y oyó pequeños y suaves gemiditos que salían de los hermosos labios del rubio, sonrió por ello y abrió la puerta despacio procurando que no se diera cuenta de su presencia.

Naruto tan concentrado estaba dándose placer con sus manos que no se percató de que su amado estaba allí hasta que habló.

—Dobe te dije que si tenías cualquier tipo de antojo me llamaras y yo te ayudaría con eso.

—¡Sasuke! —el rubio estaba sorprendido y algo exaltado de verse atrapado en tan embarazosa situación.

—Anda, déjame ayudarte, de seguro son esas hormonas que no te dejan en paz.

—¡Idiota! Te recuerdo que la abuela dijo que nada de hacerlo por ahora.

—Sí, dijo que sería peligroso para los bebés que hiciéramos el amor, más no dijo que no podía complacerte o ayudarte con tus antojos —sin decir más se arrodilló y comenzó a succionar su miembro con bastante fuerza.

—¡Ah! —gimió por la sorpresa y por sentir la lengua de Sasuke jugar con su miembro mientras este tocaba fondo en la garganta del azabache.

—Delicioso —dijo cuándo se sacó el miembro para comenzar a lamer los testículos.

—Sasuke… mételo de nuevo —rogaba por volver a sentir esa encantadora presión y calor mientras su teme obedientemente le cumplía sus deseos.

Estuvieron un rato así hasta que el rubio se corrió llenando la garganta de Sasuke de su semilla que no fue desperdiciada pues el mayor se la tomó por completo.

—¿Estás mejor dobe? —preguntó como si nada.

—Sí, gracias, ya me siento más calmado.

—Me da gusto, anda vamos a dormir, por cierto —sonrió de lado antes de salir del baño—, gracias por la “leche” estaba calientita como me gusta —se fue dejando a un rubio avergonzado por el descaro de su amado para después alcanzarle a la recámara.

Naruto se dirigió a un sillón en donde desde hace algunas noches dormía, debido a lo grande de su vientre le era difícil dormir y no deseaba correr ningún riesgo con los niños, de hecho por eso despertó, porque quiso dormir en la cama pero tenía dificultad para conciliar el sueño.

—¿No vienes a la cama? —preguntó preocupado.

—No, creo que dormiré aquí, descansa tú —estiraba sus pies como levantándolos ya que solían hincharse mucho, cosa que no pasó desapercibida por Sasuke.

El moreno se levantó de la cama y se hincó tomando los pies del rubio dando un pequeño masaje buscando aliviar su dolor.

—Gracias… —susurró enternecido, le apenaba que hiciera eso, pero en todo su embarazo su teme se había mostrado complaciente y cariñoso.

Perdoname SasuNaru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora