9-Un problema a la vista

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Esa noche no recibí ningún mensaje de Jenna y pensé que tal vez se arrepentía, que podía haberse tratado de un impulso o algo que ella en realidad no quería haber hecho. En mi cama, ya siendo las dos de la madrugada me encontraba sin poder dormir pensando en todo lo ocurrido. En mi mente no paraba de formarse el momento y mi boca siempre esbozando una gran sonrisa de idiota enamorado.

Sonó el despertador y yo estaba aún con mucho sueño. Me lavé la cara, me vestí y baje a desayunar algo para empezar cuanto antes a trabajar. El tiempo ya estaba en calma así que todos saldrían del hotel y entrarían muy a menudo, eso significaba una cosa, más faena.

―Tn, parece que has dormido mal―dijo mi compañero mientras terminaba de estirarme y bostezar, costaba despertarme del todo.

―He dormido mal si...―contesté.

―¿Y eso?―yo me encogí de hombros, no podía contar nada.

Yo me hice cargo de unas tareas y cuando terminé me llamaron de recepción. Los clientes salían y muchos ya abandonaban el hotel, por lo que tocaba hacer papeleo. Rellenaron todas las fichas, entregaron las llaves y los acompañé afuera a sus coches con sus maletas.

Fueron un par de horas de estrés y no parar. Al terminar, mis compañeros y yo tomamos un pequeño descanso.

Entonces vi entrar a un nuevo cliente, un joven de mi edad aparentemente y con unos hombres a sus espaldas por lo que tenía que ser un famoso, seguramente actor. Enseguida me acerque a recoger sus maletas. Tenía el pelo largo y recogido en una coleta, un poco más alto que yo, el típico atractivo por el cual se peleaban chicas en redes sociales. Se quedó mirando un poco cuando bajó las gafas mirándome con cara extraña.

―¿Tú eres el de los rumores de Jenna?―se echó a reír―sabía que no podía salir con alguien de tu talla y que tu clase.

No podía replicarle así que recogí las maletas y fui hasta el ascensor cuando escuche un comentario que me enojó mucho.

―Ten cuidado, valen más que diez años de tu sueldo―respiré mentalmente varias veces antes de esbozar una falsa sonrisa.

Entonces vimos aparecer a Jenna quien iba con sus gafas y cascos negros habituales, cambiada para salir del hotel.

―¡Jenna!―exclamó este acercándose feliz y fundiéndose en un abrazo―¿qué tal estás?, ¡te veo genial!.

―Edward, no esperaba verte por aquí―respondió―¿has venido a rodar?.

―Si, me han ofrecido un contrato millonario que no podía rechazar―contó con cierto orgullo en sus palabras.

Jenna se despidió alegando que tenía algo de prisa.

Yo por mi parte me acerqué al mostrador, recogí las llaves que me dio mi compañera y subí las maletas dejando estás en su respectivo dormitorio.

En uno de esos momentos que podía aprovechar miré el teléfono y nada, ningún mensaje. Suspiré preocupado, no era un tema sencillo con el que lidiar.

―Será mejor no pensar en ello ahora―me dije mientras regresaba a la faena.

La tarde no mejoró en absoluto, sino todo lo contrario, tuve mucha faena; un anciano se había caído y tuvimos que llamar a una ambulancia, tuve que desatascar ocho retretes, en serio, ¿qué narices les daban de comer?, luego otra mujer mayor vomitó en el baño dejando un olor tan fuerte que no sabía describir, pero que era horrible, peor que cuando baje a recoger el móvil de Jenna. Por no hablar de encontrarme ya a varios ancianos desnudos que me abrían la puerta en pelotas cuando les llevaba la toalla.

Y para rematar, al sentarme a cenar en mi descanso vi a Jenna y ese tal Edward cenando juntos, en confianza y muy amigables. Suspiré para relajarme, todo aquello me empezaba a superar...por no hablar que al haber dormido mal, no estaba de tan buen humor. 

Mi turno y el de mi compañero había terminado dando paso a otros.

―Mi guardia ha terminado―dijo echándose la chaqueta al hombro como Jon Snow―ahora voy a darme una buena ducha.

Me despedí en el pasillo de él y subí hasta mi piso. Camine recordando todo el estresante día.

―Viejos desnudos, vómitos, accidentes...―maldecía a todos, se notaba mi falta de sueño.

Antes de llegar a mi cuarto me topé con ella.

―Hola―estaba apoyada en la puerta―¿tienes un momento?.

―Pensé que estabas con ese actor―dije restregando mis ojos.

―Se ha ido de fiesta un rato―explicó―venga, antes de que alguien nos vea.

Entramos y me senté en la cama, quitándome los zapatos.

―Perdona que me siente, estoy agotado―dije bostezando.

―Lamento mucho no haberte llamado ni escrito...la verdad es que no sabía muy bien que decir―comentó algo nerviosa.

―La gente suele empezar diciendo hola.

Ella se rió.

―Estás muy gracioso a pesar de estar cansado―se sentó a mi lado y nos miramos unos instantes.

―Aún creo que lo del beso es irreal―susurré.

―¿Qué beso?―preguntó extrañada.

―¿Eh?, el de ayer...

―Creo que lo has soñado―dijo abriendo los ojos.

―Pero...pero...

Jenna se rió mucho.

―Te estaba tomando el pelo idiota.

Yo suspiré, casi me da algo.

―¿Qué tal el trabajo?―al contarle se rió―anda, una pequeña recompensa―me tomó de la cara y me besó dulcemente, muy suave y lento.

Al separarnos sonreí.

―Aún no sé que has visto en mí―le dije.

―Yo me pregunto lo mismo

―¿Puedes parar de meterte conmigo?.

Nos reímos un rato y seguimos hablando de nuestras cosas, series, hobbys y demás temas para no hablar de trabajo.

―Es tarde, mañana madrugo―dijo mirando su reloj―otro día me quedaré un poco más.

Se levantó y yo la acompañe a la puerta.

―Bueno...supongo que mañana nos veremos por el hotel―ella asintió y yo me quedé en silencio sin saber que decir.

―Ven aquí anda―me dio un beso―¿sabes?, es la primera vez que tengo pareja.

―Ah, ¿somos pareja?―ella parpadeó―me estaba quedando contigo.

―Idiota―nos besamos unas pocas veces más, no quería que eso se acabase.

―Buenas noches Tn

―Buenas noches.

Nos aseguramos de que no había nadie y luego se fue.

Esa noche dormí como un niño pequeño, con una cara de felicidad que no me cabía en la cara y charlé un poco con ella por teléfono.

A la mañana siguiente baje con más fuerzas y energías que nunca a trabajar, listo para afrontar toda clase de problemas que los clientes me dieran.

―Hoy te veo mejor―dijo mi amigo―¿alguna novedad?.

―Ah...si tú supieras...―pensé con una sonrisa―nada―respondí―he dormido bien.

Saludé levemente a Jenna con la mano y de manera profesional como a cualquier cliente al verla irse del hotel, seguramente a una entrevista.

Todo eso sin saber que se avecinaba un problema muy gordo dentro de poco.

Inesperado-Jenna Ortega x Lector MasculinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora