05: Mallorca

856 48 1
                                    


Julietta.

Hace dos días me puse una de las peores borracheras de mi vida y para mi mala suerte, no había olvidado ni un segundo de aquella patética noche. Hay razones por las que no bebo y definitivamente la comunicación es una de ellas. No me gusta pasarme de tragos, porque en tanto una gota de alcohol entra en mi sistema, decido que quiero ser absolutamente sincera con lo que sea que esté sucediendo en mi vida, siempre doy detalles o me desahogo sobre mis pensamientos; cosa que en mis cinco sentidos no haría ni obligada.

De todas las personas con las que pude sincerarme, lo hice con quien menos debería. Carlos...de alguna manera y por motivos que francamente no me interesa averiguar, me sentí cómoda con él, por alguna razón confíe en él y fue más allá del alcohol, claro que eso influyó mucho en mi sesión de llanto con el español, pero aun ebria, no es como que le cuente mis traumas a cualquiera, solo lo hacía con personas en las que confiaba.

Aquella confianza, al siguiente día conmigo completamente sobria, empezó a incomodarme.

Nadie sabía a ciencia cierta todo lo que el infeliz de Leo me había hecho. A todos les dije que eran diferencias irreconciliables. A Carlos no le conté ni un 5% de todo lo que pasó, pero sí le conté cosas que ni siquiera había hablado con mi mejor amiga y eso de alguna manera, no se sentía bien. Aquel lunes cuando desperté con la cabeza hecha un lío tanto por la resaca, como por mis pensamientos sobre Carlos, supe que tenía que tomar un respiro de todo. Lo último que quería era verlo, no tenía la cara, moría de la vergüenza. Le había contado una de las cosas más humillantes de mi vida a un hombre que apenas y me soporta. En estos meses de convivencia obligada por los chicos, me he dado cuenta de que es bastante empático y un hombre sumamente educado, es por eso que no me sorprende su actitud conmigo, el tipo no me soporta, pero jamás dejaría a alguien llorando sola por ahí. Al final del día, por más idiota que se comportase en algunas ocasiones, no dejaba de ser un caballero y no podía parar de pensar en eso.

Me sentía agobiada, me había expuesto vulnerable, y odiaba eso, odiaba sentirme miserable ante los demás. No quería hablarlo, no quería aceptar que pasó y ciertamente, al calor de mis emociones, culpaba a Carlos por tenerme lástima como a un cachorro indefenso y abandonado, no lo soportaba. Quería lejos a Carlos tanto como fuera posible y de momento, eso es lo que haría.

Tome una ducha rápida y arregle mis maletas para un viaje express, tenía la excusa perfecta para Susie y los chicos: trabajo. Le mandé un mensaje a Los Wolff y a Charles, ciertamente mi amistad con el piloto había crecido en estos cuatro meses y por alguna razón, sentí que le debía un mensaje por largarme así. Les mencioné que había habido un problema con los proveedores en un proyecto de suma importancia que requería de mi presencia las próximas dos semanas. Y era creíble, no era la primera vez que mentía así y si en años ni mi familia ni mis mejores amigos habían sospechado que escapaba para huir y sufrir en silencio. Definitivamente nadie que hubiera conocido en cuatro meses podría notarlo, imposible.

Termine de armar mi equipaje y con mi documentación personal, salí disparada al aeropuerto, lo cierto, es que ni siquiera tenía un pasaje de avión, no sabía adónde iría y eso si que era nuevo en mi, todas las veces que he huido, que desaparezco, lo planeó, todo en mi vida esta planeado. Pero esta vez era diferente, al llegar al aeropuerto, decidí que pasaría unos días en Mallorca, mi difunta tía me había heredado una preciosa casa en ese lugar. Yo no solía ir nunca, esa casa estaba llena de demasiados recuerdos, la extrañaba. Ella era mi confidente y su partida dejó un vacío en mi que aun trataba de recuperar.

En ese momento se sintió como si fuera lo correcto. Compré el pasaje y después de hablar con Fernando a quién también mentí, deje todo en sus manos y le dije que no tendría mi celular conmigo, me inventé que iba de camping y no había señal, y la misma historia con el resto de personas cercanas. Siempre funcionaba. Desaparecer era algo común en mi, pero jamás con la idea de preocupar a mis seres queridos, había un plan siempre para que no me interrumpieran ni pensaran que había muerto.

Emociones Silenciadas - Carlos Sainz JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora