13: Contrarreloj Parte II

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Advertencia :Preparen sus emociones...porque este capítulo se viene intenso


Carlos.

Aunque Julietta me reprochaba por cargarla, sabía que no estaba molesta, entre pataletas y gritos, la castaña reía de manera divertida, como jamás la había escuchado reír y aquello era música para mis oídos, no solo porque egocentricamente, sabía que era yo quien provocaba aquellas risas, que también me contagiaron a mi, una vez ambos estábamos en el auto, rompimos ambos en una sonora carcajada, como si fuésemos unos críos luego de cometer una travesura y aquella liberación de endorfinas, de alguna manera habían logrado que me relajara, y lo estaba disfrutando. Quisiera sentirme así por siempre.

–¿Te molesta si bajo las ventanas? Quiero sentir la brisa. –

–Como quieras preciosa, pero creeme, luego desearás cerrarlas. – le guiñe un ojo.

–No hagas eso. – dijo tornándose roja como un tomate.

–¿Qué cosa?. – pregunté confundido.

–Eso...lo sabes, engreído. Olvidalo.–

–¿Preciosa...te has puesto nerviosa por qué te he guiñado un ojo?. – pregunté coqueto, mientras le regalaba uno una vez más y pasaba mi mano por su asiento al retroceder.

–¡Si!¿Y qué? Solo no lo hagas. –

–¿Pero por qué, por qué eso te pone nerviosa?. – pregunte acercándome a milímetros de la castaña después de poner el freno de mano.

–¡No lo sé! Pero no me gusta, así que no lo hagas. – replicó harta mientras rotaba su rostro al frente, dándome una vista privilegiada de su perfil.

–Oh preciosa, claro que lo sabes. – susurre en su oído, sintiendo como había logrado erizar la piel de la castaña. –¿Sabes lo que dicen?. – pregunté coqueto aún a milímetros de su oído, mientras con mi mano la acercaba aún más a mi, acariciando su cabello y disfrutando ver como Julietta no se apartaba de mi tacto.

–¿Q..qué es lo que...dicen?. – preguntó hecha un manojo de nervios con la respiración entrecortada.

–Que la piel es de quien la eriza...¿eres mía Julietta? – susurré mientras depositaba un casto beso en el inicio de su mandíbula...no sé cuánto tiempo más podría soportar sin tomarla entre mis labios, pero lo cierto, es que este juego previo me encantaba. Y planeaba disfrutarlo mientras ella me lo permitiera.

Julietta fue rápida esta vez, se apartó de mí en cuestión de segundos. –¡He olvidado mi bolso, ya vuelvo!. – dijo mientras intentaba quitarse el cinturón de seguridad con torpeza. Pero no se lo permití.

Antes de que Julietta pudiese deshacerse del cinturón, yo lo hice del mío, poniendo seguro a la puerta del copiloto con mis propias manos. –¿Estás huyendo preciosa? Lo siento, pero no podrás hacerlo, recuerda que los roles de tu jueguito han cambiado, ahora la secuestrada eres tú y no pienso dejarte bajar del auto hasta que contestes mi pregunta. – dije cerca, demasiado cerca del rostro de la castaña.

–No, no estoy huyendo Sainz, solo necesito mis cosas ¿si? ahí tienes tu respuesta ¿contento?¿ahora si puedo ir por mi bolso?. – espeto frustrada.

–No. De esa pregunta no. Lo sabes Julietta eres inteligente. Contesta...o contestaré yo por ti, preciosa. Además, no vas a necesitar tu bolso. – dije mientras delineaba sus labios con mi pulgar, rozando mis labios con los suyos sin llegar a besarla.

Sentía nuestras respiraciones agitadas mezclarse, sentía subir y bajar su pecho con el mío, a pesar de la luz tenue podía ver el carmesí apoderarse de sus mejillas nuevamente y lo estaba disfrutando, descolocar a Julietta me volvía loco, me encantaba. Retire el rocé de mis labios de los suyos y trace un camino de besos hacía su oído nuevamente, para susurrarle. –Dimelo Julietta, dime que eres mía. – dije mientras depositaba pequeños besos por su cuello. Esta noche había pasado un límite y no tenía intenciones de detenerme a menos que ella lo pidiera.

Emociones Silenciadas - Carlos Sainz JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora