14: Adiós, Leo Parte I

493 38 2
                                    



Julietta.

Despierto de golpe, enrojecida totalmente, no-es-po-si-ble. Sainz se ha colado entre mis sueños...después de...lo que pasó ayer yo...quería estar lejos de él. No podía pensar con claridad cuando lo tenía así...conmigo. Había cierta molestia en mi por haber despertado, soñaba como Carlos acariciaba mi rostro y depositaba pequeños besos por todas partes y odiaba esto, odiaba necesitar su tacto, sus caricias, demonios, en serio quería que me besara, quería besarlo todo el jodido tiempo.

Pero no podía permitir que esas sensaciones siguieran creciendo, tenía que poner un alto, por mi maldita cordura y sobre todo, porque ayer mientras anhelaba salir de mi habitación para ir a la de Carlos y sentir su calidez junto a mi, las palabras de Pierre llegaron como un balde de agua fría "Él nunca te hará su jodida novia" y tenía razón, todo esto y toda la maldita tensión que había entre nosotros, solo era producto de la abstinencia del piloto...y de mi curiosidad también.

Nunca me habían besado de esa manera...Leo apenas y rozaba mis labios cuando nos besabamos...el nunca me hizo sentir esa extraña presión que sentía en mi vientre cada vez que sentía los dedos de Carlos en mi piel, era como si su tacto me quemara, pero era un ardor placentero, uno que moría por seguir explorando, porque me sentía jodidamente bien cuando me tocaba, cuando me besaba...y quería saber cómo se sentirían sus labios sobre los míos, ahora que los había probado en mi piel, solo quería más de él. Pero me conozco...si permitía saciar mi curiosidad, terminaría enamorándome de él y era lo último que quería, porque él jamás se enamoraría de mí...el mismo Caco lo dijo.

"¿Vas a mandarlo todo a la mierda por una calentura?"

Aquel día no había sido mi intención escucharlos, solo quería avisarles que el desayuno estaba listo. Al escuchar a Caco decir esas palabras, sentí una horrible presión en el pecho y fui una cobarde, huí antes de escuchar la respuesta de Carlos, no era capaz de hacerlo, además no era correcto escuchar conversaciones ajenas. Todos estos días había mejorado, seguía trabajando en mis inseguridades, pero todo esto las removió.

Podía escuchar la risa de Leo atormentandome, repitiendo una y otra vez como nunca sería suficiente para ningún hombre y dolía como la mierda, porque ahora había dejado que un estúpido y sensual español se colara entre mis pensamientos, cuando despertaba...cuando dormía. Estaba jodida, no podía parar de pensar en él. Pero podía con esto, podía controlar mis malditas hormonas, esto era simplemente curiosidad, por eso no podía parar de pensar en él, pero habían soluciones, podría leer un libro, pintar, caminar, no lo sé. hacer otra cosa que no implicara pensar en él.

Y ahora estaba aquí, encerrada en mi habitación como una inmadura idiota, pero no quería verlo, no tenía cara para hacerlo después de lo que paso ayer. Seguramente ahora pensaba que era una promiscua o algo así. No podía entender porque me costaba tanto explorar mi sexualidad. Siempre había pensado que las mujeres tienen el derecho de acostarse con cincuenta si es que así lo desean, de tener sexo casual, de divertirse sin compromiso, eso no tenía nada de malo en tanto fuera consensuado...Pero yo nunca me sentí comoda con eso, Leo además de ser mi primer novio, también fue mi primer beso, nunca antes bese a nadie antes que el, porque la sola idea de besar a alguien que no fuera mi novio, me atormentaba. En aquella relación, nunca me sentí deseada...y ciertamente nunca desee a Leo, me sentía culpable por eso. Pensé que estaba defectuosa, incluso llegue a pensar que era asexual. Pero aquello no duro mucho, en una ocasión, mientras leía uno de mis libros de romance, me tope con una escena bastante descriptiva y sentí lo que supongo fue excitación, así que supuse, que el problema era yo, porque a pesar de que deseaba tener sexo, no lo deseaba tanto como para pedirselo a Leo, además el era poco afectivo, que me rechazará así me haría sentir aún peor.

Emociones Silenciadas - Carlos Sainz JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora