¡Cómodo¡
¡Realmente cómodo!
Su suave respiración, el calor de su cuerpo, los ocasionales movimientos de Blake.
Incluso el suave latido de su corazón le traía una tranquilidad increíble.
¡Absolutamente cómodo!
Hestia miro el atractivo rostro de Blake con una brillante sonrisa.
Su muñeca ligeramente rozó el rostro perfectamente detallado de Blake mientras disfrutaba de su expresión tranquila.
En ese momento Blake tenso ligeramente su cuerpo y estrecho el pequeño cuerpo de Hestia aun mas contra el suyo.
Sus suaves pechos fueron estrujados contra el duro pecho del chico mientras un escalofrío recorría su espalda.
Las mejillas de Hestia se sonrojaron y sus ojos se volvieron febriles. Su mirada se dirigió hasta los labios de Blake.
De repente los labios de Blake le parecieron tan atractivos.
Tan suaves…
Tan suculentos…
_¿Que pasaría si yo…?_
Hestia miro con timidez los ojos de Bell.
Un solo momento bastaría para visitar el cielo y descender de nuevo a este mundo terrenal.
Los labios de Hestia se acercaron a los de Blake. En este punto Hestia pudo distinguir con claridad el aroma de su aliento.
Jugo de cien ballas. Una de las mejores bebidas que podían encontrarse dentro de Orario. Un aroma fuerte y fragante con un sabor suave y embriagador.
Hestia casi pudo saborear el sabor del jugo de cien ballas cuando su cuerpo se tenso en el acto.
Sus ojos de color aguamarina fueron instantáneamente atraídos por las pupilas rubíes frente a ella.
Sus pequeños labios se detuvieron a una distancia increíblemente pequeña de los labios de Blake, aunque a sus ojos este era un abismo extremadamente grande.
Blake miro los ojos de Hestia con una notable confusión.
Sin embargo rápidamente dejo el cuerpo de Hestia y tomo una espada junto a la cama.
Blake como todo buen paranoico siempre guardaba una espada cerca. Esto era normal ya que alguna vez fue emboscado por mas de sesenta Reyes divinos.
En ese momento incluso alcanzar una espada era una fantasía ridícula.
En ese entonces sufrió mas de seis heridas mortales, decenas de heridas graves y cientos de heridas leves. Si no fuera por su tenaz vitalidad de cucaracha no estaría vivo hoy.
Sin embargo aun si estaba vivo hoy aun conservaba ese trauma. Tan fresco como si hubiera sido ayer.
Sus ojos se entrecerraron. La espada en su mano solto un silbido amenazante.
Sus pies golpearon el suelo antes de que su silueta desapareciera.
Fuera de la habitación.
Welf caminaba de un lado a otro con aparente consternación.
Aun seguia preguntandose por que Hephaestus de repente le ordeno venir a este lugar. De hecho esta era la primera vez que su diosa hacia lgo asi.
Aun recordaba claramente la escena.
Hephaestus habia irrumpido en su taller mientras hablaba incoherencias. En múltiples ocasiones menciono a un "mocoso apestoso" diciendo que la habia estafado.