Blake salió de la mansión y se dirigio a su estudio en la parte trasera.
La noche había descendido. Hoy la luna no estaba sobre el cielo lo que hacía que la oscuridad fuera más espesa que de costumbre.
Al llegar a su estudio, Blake empujó la puerta de madera y fue recibido por la suave luz de las lámparas de piedra mágica.
Después de un vistazo rápido se encontró con dos personas.
Daphne descansaba en una de las esquinas de la habitación mientras que Cassandra tomaba té junto a la chimenea.
Blake entro en la habitación con pasos firmes. Cerró la puerta detrás de él con suavidad, observando a Daphne y Cassandra.
Ambas levantaron la vista al sentir su presencia, y sus miradas se llenaron de afecto y una devoción silenciosa.
Daphne levantó la vista desde la esquina, donde descansaba cómodamente, con una expresión calmada.
Sus ojos lo observaban con una mezcla de adoración y afecto, sin la necesidad de palabras. Cassandra, sentada junto a la chimenea con una taza de té entre las manos, lo miró con más atención, como si ya supiera que algo importante iba a decir.
- Maestro- Saludo Daphne suavemente, inclinando la cabeza levemente, casi como una gata que pide atención pero sin exigencia.
Cassandra, desde su lugar junto a la chimenea, asintió también con una leve sonrisa.
- ¿Le gustaría un poco de té, maestro? Está recién hecho- ofreció mientras lo observaba, sus ojos reflejando obediencia.
Blake avanzó un par de pasos hacia ellas y tomó asiento en una silla cercana.
- No hay necesidad. Mi estancia aquí será breve-
Blake miro a Cassandra con una sonrisa.
- Supongo que sabes por qué estoy aquí-
Cassandra dejó su taza de té con un ligero tintineo, sus ojos azules observando a Blake con un brillo de inquietud.
Asintió lentamente y no pudo ocultar la sombra de preocupación que cruzó su semblante. Bajó la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con los ojos de Blake.
- Maestro... no estoy segura de poder hacerlo- confesó en voz baja, casi temerosa de desilusionarlo.
- Desde que mi destino se unió al suyo, la habilidad no ha respondido como antes. Ya no puedo ver con la misma claridad... o con la misma frecuencia.-
Daphne se adelantó lentamente de su rincón, acercándose a Cassandra, poniendo una mano reconfortante en su hombro.
- Cassandra teme fallarle, Maestro. Pero si le das la orden...-
Blake inclinó la cabeza ligeramente, reconociendo la verdad en sus palabras, pero sin apresurarse a responder.
- Lo sé- dijo finalmente.
Blake se recostó en su silla, observando a ambas con calma.
- Era de esperarse -dijo con un tono tranquilo.- Tu habilidad no ha desaparecido, Cassandra. De hecho, ha evolucionado. El problema no es que no puedas usarla... sino que ahora debes aprender a controlarla de una forma completamente nueva-
Cassandra lo miró con una mezcla de sorpresa y alivio. Había estado tan atrapada en la sensación de haber perdido algo que no había considerado que pudiera estar ganando algo más.
Blake cruzó las manos sobre su regazo, con una expresión pensativa.
- Antes, tu habilidad te mostraba posibles futuros sin control, simplemente llegaban a ti. Ahora, al unir tu destino al mío, esa habilidad ha cambiado. Ya no se trata solo de visiones espontáneas-