𝟑𝟓

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༘ 𑁤❝ 𝑯𝒆𝒄𝒉𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒎𝒊┆˚ღ

Dos días antes, Megumi se despertó abruptamente debido a un intenso dolor en toda la zona abdominal, manifestando su malestar con gritos. Llevaba varios días experimentando molestias, pero supuso que podrían ser consecuencia de algún dulce que su Alfa le había ofrecido.

-¿Qué sucede, cariño? ¿He hecho algo mal? ¿Es porque no me detuve? ¿Tuviste una pesadilla? ¿Dónde te duele?-entró en pánico al escuchar los gritos de Megumi, quien se encogía de dolor en la cama.

-¡Cállate!, solo me duele el cuerpo-le gritó, su irritación había alcanzado un límite tras los últimos días.

-Pero no me grites, estoy preocupado. Vamos, te llevaré al hospital-le ofreció su mano, consciente de que responderle al Omega es como cavar su propia tumba a tres metros bajo tierra.

-Maldición, ¿por qué duele tanto?-se quejó mientras se ponía un suéter, manteniendo las pantuflas puestas. Apretró la mano de Gojō mientras salían del penthouse.

-Tranquilo, respira-le susurró, aunque en realidad se lo decía más a sí mismo. Con sumo cuidado, lo colocó en el asiento del copiloto, esforzándose por no causarle más dolor.

Los segundos se convertían en años para ambos. Cuando el alfa vio la entrada del hospital, suspiró profundamente. Bajó con cuidado a su Omega, quien fue rápidamente atendido por una enfermera que le indicó que esperara en la sala de familiares.

-¿Por qué demoran tanto? ¿No será que... yo lo lastimé?-su mente estaba atormentada por sentimientos de culpa, ya que en el día anterior lo había hecho en varias ocasiones, temiendo que tal vez había sobrecargado a su amado.

Se encontraba sentado en las sillas de espera, pero luego empezó a caminar de un lado a otro, sintiendo que su alma se despojaba de su cuerpo. Cuando se trata de Megumi, todo se vuelve significativamente más complicado.

-¿Satoru Gojō, todavía se encuentra aquí?-preguntó la voz de una doctora desde la puerta entreabierta, donde estaba el Omega.

-Sí.

Ese llamado lo devolvió a la realidad. Rápidamente se enderezó y se acercó a la puerta, con el corazón en la mano.

-Por favor, pase. Su prometido ya ha recibido un diagnóstico.

Al entrar, observa a Megumi, quien se encuentra sonrojado y jugueteando con sus dedos sobre la camilla, como si estuviera nervioso por comunicarle algo.

-Para usted-dijo la doctora, mientras le entregaba un formulario con dos X marcadas. Él no logra entender.

-¿De qué se trata este formulario? ¿Es alguna enfermedad?-dijo, visiblemente asustado, mientras comenzaba a leerlo.

-No se trata de una enfermedad.

-¿Entonces? Mi prometido estuvo a punto de llorar; él no es de los que se quejan, así que debe haber un motivo de preocupación. Quiero que le realicen todas las pruebas posibles. Si algo le ocurre, o si usted lo medica incorrectamente, le aseguro que haré que este hospital sea clausurado-respondió con firmeza, mostrando una actitud defensiva, como si tuviera que proteger algo más que a su querido Megumi.

-¡Permite que hable la doctora!- le reprocho, y, por alguna extraña razón, después de haber alzado la voz, volvió a girar su mirada.

-Gracias, joven-le agradeció a Megumi, al sentir que el alfa la podía fulminar con la mirada.
-Señor Gojō, su pareja tiene dos meses de embarazo. ¡Felicidades, será padre!-Al concluir su anuncio, el albino se quedó paralizado; su primer pensamiento, absurdo, fue que se trataba de una broma, pero al observar el ligero sonrojo de su Omega, comprendió que era la más pura realidad.

⋆𝘏𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘪 ⑅ 𝑮𝒐𝑭𝒖𝒔𝒉𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora