Capítulo 1

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Michael/Chucho.

Parecía que sería un día soleado. Chucho se encontraba recargado en uno de los postes de luz que enviaban corriente eléctrica a toda la cuadra del vecindario. Miraba al suelo, mientras fumaba un cigarrillo de menta que había conseguido en uno de esos puestos gitanos donde vendían puras baratijas, cerca de su casa. Un escarabajo pasó debajo suyo, a lo que Chucho colocó su zapato enfrente, impidiéndole el paso. El escarabajo trató de pasar por encima, pero Chucho al mover su pie, el escarabajo cayó al concreto boca arriba, comenzando a mover sus patitas de forma desesperada, tratando de reincorporarse, pero sin lograrlo.

El chico se acuclilló, y con uno de sus dedos, le empujo un poco para ayudarle a ponerse de pie. Seguido de eso, el escarabajo pasó sobre sus dedos, subiéndose, a lo que Chucho movió un poco la mano, para que el escarabajo lograra regresar al suelo, y continuará con su camino.

Chucho soltó una ligera sonrisa, conmovido por la simpatía del insecto, y sin ponerse de pie, sacó de los bolsillos de su sudadera algunos frutos secos que llevaba como botana

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Chucho soltó una ligera sonrisa, conmovido por la simpatía del insecto, y sin ponerse de pie, sacó de los bolsillos de su sudadera algunos frutos secos que llevaba como botana. Tomó un pequeño puño, y lo colocó en la vereda para que el escarabajo pudiera tomarlos, quien fue de inmediato a la dirección del tesoro. En eso, Chucho escuchó un auto frenándose a lado suyo, a lo que se levantó para poder verlo mejor, dejando al escarabajo.

Del auto bajo Michael, quien lucía diferente al tener el cabello un poco más crecido, además de que el vendaje que tapaba la herida de su ojo la había cambiado por unos lentes negros donde había zafado el cristal del ojo que tenía bueno, pero dejándole el lente oscuro al otro, para que cubriera su herida. La desertora de los Lirios, Nelly, también bajó del auto, que, al ver a Chucho, le saludo con una sonrisa, meneando su mano desde lejos. Chucho le correspondió el saludo, pero no se movió de su lugar, espero que Michael se acercara a él, dejando a Nelly atrás.

–¿Qué tal? –le saludo Michael con una expresión amargada.

Antes de que Chucho pudiera responderle, Michael miró al escarabajo desde el suelo, comiendo los frutos que le habían dejado. Sin pensárselo, lo pisó con fuerza, restregando su zapato en el concreto.

–Estúpido insecto –murmuro, con odio.

Chucho miró sorprendido el acto, y estuvo a punto de decirle algo, pero decidió tragarse sus palabras, al ver que no tenía caso. El escarabajo yacía muerto y aplastado en el concreto. Lo único que hizo fue hacer una mueca, demostrando su molestia.

–¿Qué fumas? –le preguntó Michael cuando se acercó lo suficiente, a lo que Chucho le mostró el cigarrillo, no antes si darle una calada.

–Es de menta.

–¿Menta? –le respondió Michael, con desprecio, dándole una calada al cigarro de Chucho, escupiendo el humo al aire–. Sabe a pasta de dientes ¿sabes que de igual modo esta cosa te va a dejar mal aliento ¿no?

Crónicas de un criminal. La danza de la muerte (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora