Capítulo 6

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Michael/Michelle.

Cuando Michelle bajó del auto blindado, su hermano, Alberto, fue quien la recibió en la entrada de la gran mansión. Se encontraba un tanto ansiosa, ya todo el camino de vuelta había venido tocándose la cara con su dedo meñique mientras recargaba su mentón en su mano, con la pierna sacudiéndose de un lado para otro.

-¿Escuchaste lo que pasó? -le preguntó Alberto al recibir a su hermana, a lo que este con fastidio, solo negó con la cabeza.

-¿Saber qué? Michael mató a Ezekiel, o bueno eso fue lo que me dijo por la radio cuando me llamó.

-No está muerto. El maldito mocoso sobrevivió; mis contactos me dicen que lo tienen preso en el hospital de la prisión del estado. Está abarrotado de seguridad, así que ni con todos los sobornos del mundo lo podemos matar desde alguna infiltración.

-Bueno eso si es... mala suerte -le respondió Michelle, un tanto decepcionada- ¿Michael ya llegó? Lo escuché un tanto alterado cuando me llamó. Parece que uno de sus compañeros resultó herido de gravedad.

-Fue la desertora de los lirios. Parece que le cogió cariño al final de cuentas a la chica.

-Meh, no ha sido tan inútil como pensamos que sería -le contestó ella, mientras ambos entraban a la mansión, con varios guardias resguardando las puertas, cerrándose a sus espaldas.

-También el otro chico, Esaú, resultó herido. Nada grave, un corte superficial en su abdomen. El muy cabrón se lo hizo peleando con Ezekiel. Parece que fue él quien lo mandó al hospital.

-Quién lo diría. Parece que resultó ser más que una cara bonita con músculos -le contestó Michelle de forma sarcástica, a lo que Alberto soltó una pequeña risa-. Aunque me sigue cayendo mejor el otro, el de las ojeras que huyó.

-¿Miller? -le contestó Alberto arqueando una ceja, a lo que Michelle solo levanto los hombros, con desinterés.

-Sí, no lo sé... siento que tiene algo... especial. Lo extraño un poco.

Era una mansión acogedora. No estaba repleta de lujos, como alfombras de pieles exóticas, o cortinas de tela ni enormes ventanales. Lo que sí tenía eran cuartos muy espaciosos. Un comedor enorme donde había al menos quince sillas en las que toda la familia se reunía ya fuera o para comer o para discutir asuntos de negocios. A su lado, con una puerta enmarcada, una cocina bien servida con víveres a abarrotar por cualquier emergencia, para después dar a la sala principal, que constaba de varios sillones de cuero con una alfombra ostentosa, donde en el medio había una chimenea y un pequeño bar encima de él, con una mesa de cristal en el centro y varios estantes con libros a sus costados. Arriba de la sala un candelabro que daba al segundo piso de la mansión, que tenía barrotes en el medio de la sala dando una vista generosa de esta, donde se encontraban todas las habitaciones de la familia, con algunas extras por invitados inesperados, con tres baños en cada una de las esquinas, todas con regadera, tina, taza de baño, y bastante espacio para poder pasarla a gusto.

Y delante de la sala daba a un enorme jardín que con facilidad podría ser comparado al de un salón de fiestas; con una fuente de agua que tenía una estatua de un ángel de marfil en su copa, árboles que daban flores de todos los colores, y un balcón. Alrededor suyo se encontraban varias estructuras que terminaban por rodear todo el jardín, como un gimnasio con piscina incluida, una armería que se encontraba bajo llave y subterránea, pero que daba acceso por una puerta con escaleras hacia abajo; una enfermería equipada con doctores, cirujanos y enfermeras disponibles las 24 horas, con camillas, medicamentos potentes, herramientas y hasta incluso reservas de sangre para cada integrantes de la familia, y lo necesario para poder mantener cirugías completas de hasta un día entero. Finalmente, una entrada más que daba al estacionamiento del lugar, mostrando así la vista a la gran muralla que rodeaba toda la mansión, en forma de protección y privacidad. Una muralla de fácil cuatro metros de altura, y un grosor de 50 centímetros, con puas, alambres y cercas electrificadas en la cima para que le fuera imposible a alguien ajeno a la familia poder colarse.

Crónicas de un criminal. La danza de la muerte (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora