1987
Había pasado tanto tiempo desde la última vez que Ryuu había comido un Fugashi (un dulce crujiente hecho de harina de arroz cubierto con jarabe), que eran sus dulces favoritos desde la niñez. Siempre le recordaba cuando era niño, y cuando tenía que rebuscar entre los cojines y los colchones monedas para poder comprar algunos en la tienda. Incluso Akiro a veces le ayudaba a buscar dinero para poder comprar las golosinas. Siempre terminaban los dos sentados en la vereda de su casa degustando del dulce.
Eran recuerdos quizás muy sencillos y banales, pero esa golosina ahora estaba ligado al recuerdo de su hermanita, y siempre que comiera uno, podría recordarla al menos brevemente.
Ryuu se encontraba sentado en la parada del autobús, con su antigua katana rota en su funda, la cual iba envuelta en un par de telas para que no llamara la atención demasiado en la calle. Lo último que necesitaba era que un policía metiche lo tratara de arrestar por posesión de armas blancas.
Ya había terminado sus asuntos "profesionales" en Japón, y en teoría podría tomar el siguiente vuelo de vuelta a América, y continuar con su trabajo ahí. Pero Ryuu aún quería hacer un par de cosas más antes de partir, aprovechando que aún le quedaban varios días para poder estar en su país natal. Y aunque Kazuma le ofreció llevarlo en uno de sus autos privados a donde él quisiera ir, Ryuu se negó rotundamente, alegando que necesitaba estar solo y ocuparse de sus propios asuntos, en privacidad. A lo que Kazuma finalmente acepto de mala gana, pero advirtiéndole a Ryuu que no hiciera nada estúpido que lo metiera en problemas con la ley.
Terminó de comerse su dulce, para después arrugar la envoltura en su mano, y guardarla en su bolsillo. Suspiro, e hizo una mueca de impaciencia al ver que el autobús aún no llegaba. Estaba a punto de recargarse en la pared de cristal de la banca, y dormitar un poco hasta que llegara, cuando escucho una voz muy familiar, que le hizo congelarse del miedo, y abrir los ojos de golpe, al mismo tiempo que los latidos de su corazón se disparaban como si de un motor industrial se tratara.
-Ryuu Higashikata, así que eres tú ¿Qué estás haciendo por aquí? -le preguntó una voz femenina desde el otro lado de la parada.
Era la mamá de Yuki. Se veía más desgastada y cansada a como la recordaba Ryuu. Llevaba ya mucho tiempo desde la última vez que la había visto, pero siempre pudo reconocer los mismos ojos que compartía con su antiguo amor.
-¿Ryuu? No lo conozco señora, creo que se está confundido -le evitó de inmediato, girando la mirada para que no pudiera verle el rostro. Pero parecía ser tarde, la mujer ya lo había reconocido.
-Parece que no has cambiado ni un poco. Deja de hacerte el tonto conmigo, reconocería esa cara de amargado donde fuera que la viera. Esa misma cara ponías cuando Yuki... -la voz se le fue a la mujer, casi rompiéndola, pero logró tragar saliva, recuperándose-, cuando ella te invitaba a comer con nosotros.
Ryuu no le contestó, solo desvió la mirada en silencio. La señora se acercó a él, y se sentó a su lado, esperando el autobús también quizá, o solo queriéndolo hacer compañía a Ryuu. No lo sabía, y no sería él quien le preguntara.
-Pensé que estabas muerto. Todo el mundo pensó que lo estabas. Después de lo que pasó esa noche... y que tú desaparecieras también, no se tardó mucho en que las personas ataron los cabos, y que se supieran que tú fuiste el responsable.
-Señora de verdad, no sé con quién me esté confundiendo, pero le digo en serio que no soy esa persona -le volvió a repetir Ryuu, un poco fastidiado, pero la mujer aún no se daba por vencida.
-Supongo que sigues metido en esos asuntos escabrosos. Es una verdadera lástima, digo, después de todo, eras alguien brillante. Pudiste tener un buen futuro; al igual que mi Yuki... pero el pasado es pasado. Me alegra que estés bien, aunque las cosas no terminaron de la mejor manera la última vez que supimos de ti.
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Crónicas de un criminal. La danza de la muerte (3)
Action"Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en un monstruo". Arthur se encuentra en su punto más bajo hasta ahora. El deterioro moral y mental que ha tenido que soportar tras varios acontecimientos trágicos y traumáticos le han llevad...