Ryuu.
1975
Las espadas de madera chocaron con fuerza la una contra la otra, haciendo eco en el pequeño Dōjō. Ryuu se plantó firmemente, e intentó sostener la espada sin doblegarse, pero su madre hizo un giro que obligó a Ryuu a tomar una posición de guardia, esquivando uno de los ataques de la espada de madera. El muchacho se frustró, y con rapidez, en un intento desesperado por obtener la victoria, comenzó a embestir con ataques frenéticos a su madre con la espada, haciéndola retroceder por algunos instantes, pero esquivando y cubriendo todos sus ataques con relativa facilidad. Ryuu, quien pensaba que llevaba la ventaja, terminó por cansarse, lo que su madre aprovechó para contraatacar, y lograr golpear a Ryuu con la espada en las costillas, en uno de sus muslos, y finalmente en el cuello, ocasionando que perdiera el equilibrio, y cayera sobre una de sus rodillas, derrotado.
-Y... has muerto -bromeó la mujer, mientras enfundaba la espada de madera, levantando los hombros en señal de victoria, dando por finalizado ese duelo.
Ryuu bufo con molestia, poniéndose de pie y sacudiéndose la tierra, mientras se sobaba los lugares donde había recibido las estocadas con la espada, con un dolor agudo en el cuello.
-Pensé que ahora si te tenia -le expresó el muchacho, cabizbajo-, no tenías que pegarme tan duro ¿sabes? Ese último golpe sí que me dolió.
-Bueno, fue para ver si es que ahora si me escuchas -le replicó su madre, meneando la cabeza hacia un lado-. Siempre lo olvidas y siempre cometes el mismo error, y por eso pierdes.
-Sí, si... ya sé, es solo que... me agarraste desprevenido -se intentó excusar el chico, meneando el cuello de un lado a otro, intentando apaciguar el dolor.
-No puedes dejar que la ira y la frustración te dominen en momentos críticos en el combate. Para manejar la espada, primero debes manejar tus emociones...
-... emociones. -Ryuu terminó la frase de su madre al unísono, fastidiado-. Si, lo sé, lo sé.
-Bien, entonces si lo sabes, hazlo -le comentó ella con sarcasmo-. Por generaciones hemos seguido un código de principios y virtudes. Una filosofía de vida que nos diferencia de los asesinos de este mundo. ¿Cuáles son esos Ryuu?
-Mamá, ya lo sé, me lo llevas repitiendo desde que tengo memoria, no necesito que...
-Cuales son Ryuu -le insistió, a lo que el muchacho terminó dándose por vencido.
-Son las 7 virtudes del Bushido -comenzó, mientras suspiraba con pesadez-. Makoto, honestidad. Chūgi, lealtad. Rei, respeto. Yū, coraje. Jin, benevolencia. Gi, justicia. Y... Meiyo, honor.
-Honor, Ryuu. Todas estas virtudes son las que nos forman, quienes nos hacen ser lo que somos. Pero el honor... Ese es el que nos sostiene de no caer en el camino fácil, y traicionarnos a nosotros mismos. Es por eso, que no podemos dejarnos llevar por sentimientos tan nocivos como la ira, el odio, la envidia, y el rencor. No es malo sentirlos, después de todo somos humanos, no deidades perfectas o máquinas; eso sería bastante aburrido. Pero lo que nos hace especiales a los humanos es que pese a sentir estas emociones, y tener la opción fácil de dejarnos llevar por ellos, es que podemos renegar, y hacer lo correcto. ¿me entiendes?
-Sí, yo... creo que sí -le respondió Ryuu, bajando un poco la mirada. Toda su vida había escuchado el mismo recurso, pero no sabía hasta qué punto era la verdad absoluta.
-Yo sé que no es fácil, es una lucha constante y dura contra uno mismo, en dejarnos consumir por nuestros impulsos y deseos más oscuros; pero debemos esforzarnos para ser firmes, y fieles a nosotros mismos. Eso es el honor; no lo olvides hijo. No importa la situación o las circunstancias; no olvides que es lo que eres y quien eres; Ryuu Higashikata.
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Crónicas de un criminal. La danza de la muerte (3)
Action"Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en un monstruo". Arthur se encuentra en su punto más bajo hasta ahora. El deterioro moral y mental que ha tenido que soportar tras varios acontecimientos trágicos y traumáticos le han llevad...