Cap. 14 - Justicia de Acero.

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Los malhechores descargaban toda la munición que tenía a la mano hacia el interior del recinto. Tukk y Doss se encontraba a salvo a duras penas gracias a las decoraciones metálicas tras las cuales estaban escondidos, pero no podían esperar allí para siempre. Debían salir a como diera lugar, y tenían la forma perfecta para eso. 

Un sonido metálico llamó la atención de uno de los maleantes, quién vió con terror un objeto metálico golpear contra la pared y caer a pocos pasos de su posición.

Maleante: - ¡GRANADA! -

Pero era demasiado tarde. Lo que parecía un detonador estaba emitiendo un aterrador pitido que se repetía una y otra vez, indicando que estaba a punto de explotar. Pero para sorpresa de los que quisieron huir despavoridos, el estallido del detonador solo liberó una densa capa de humo que limitaba la vista a escasos centímetros del rostro mientras su espesura causaba una tos incontrolable para aquellos que no portaban casco con respirador integrado.

"Visión térmica, activada." La voz de una computadora sonó al oído de Doss, mientras el visor de su casco adquiría una coloración en blanco y negro con matices de grises, marcando a los seres vivos como enormes machas blancas que hacía lo posible por escapar del humo. La trampa estaba tendida, y el cazador se abalanzó sobre sus presas como un tigre en la oscuridad de la noche. 

Era una sombra. Doss se colaba entre los enemigos y los golpeaba con sus puños, dejando que los electrodos integrados a sus guantes liberasen potentes descargas a aquellos que tenían la desdicha de probar su estremecedora furia. Los que no caían ante las descargas solo podían oír a sus compañeros gritar de dolor, mientras que en el tétrico retumbar de los pasillos el sonido de una hoja se deslizaba por la espesura del humo. 

Doss no estaba solo, pero los malhechores lo hubiesen deseado. Aún más letal que el clon médico, Tukk se deslizaba entre los enemigos como una manada del credo de Asesinos, pero a diferencia de su compañero, la hoja de su cuchilla no conocía la piedad a la hora de arrebatarle la vida a sus víctimas. Para cuando el humo se disipó, lo único que quedaba para ver era una serie de cadáveres y cuerpos electrocutados esparcidos por todos lados, mientras Tukk y Doss guardaban sus armas y desactivaban sus equipos. 

Doss: - Tantas vidas... ¿Y para qué? -

Tukk: - Tranquilo teniente. Así es la guerra. -

Doss: - Sigue sin tener sentido para mi... Lo siento... comandante. -

Tukk: - Es lo que somos. Para esto fuimos creados. Recuérdalo... Siempre. -

Doss: - Si... comandante. -

Tukk: - Vamos. Debemos salir de aquí antes que más vengan. -

Los dos clones se abrieron camino por los corredores del lugar a punta de blaster y puños. Doss tomaba la delantera, y no dudaba en dejar inconsciente a cuanto bandido y mercenarios estuviese lo suficientemente de su alcance, y aquellos que no tenían tanta suerte, caían abatidos por la mortal puntería del comandante Tukk. 

No había nadie capar de detener a un par tan coordinado, y ya estaban llegando a la salida cuando vieron el cuerpo de un mercenario volar de un pasillo a otro, solo para ver con regocijo como el general Pablo doblaba en la esquina más adelante. 

Tukk: - General. -

Pablo: - Parece que no necesitaban mi ayuda. -

Tukk: - Una mano extra nunca está de más. -

Star Wars Fanfic - El Camino PadawanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora