Cap. 31 - Segunda Oportunidad

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Guerra... Cruenta y desgarradora guerra.

Incontables almas sometidas a su inclemencia, a su desgarradora sed de sangre.

Incontables almas que pierden sus idas... La mayoria... como meros accidentes que podían haber sido evitados. Inocente... Inocentes almas que simplemente estaban en el momento y lugar equivocado.

Y a la par... la vida de esos soldados que luchan por lo que creen que es justo. Hermanos de armas perdidos. Hermanos de sangre separados por el beso del deseso. Pero nadie sufre más que aquellos que, incluso la muerte se le fue negada.

Aquellos que vieron a los suyos caer frente a sus ojos. Aquellos que perdieron parte de sí en el campo de blaster y olor a hierro y carne quemada. Algunos, cuyas mentes jamás serán las mismas antes los traumas provocados... Otros, cuyos cuerpos mutilados nunca encontrarán descanso entre las prótesis e implantes ciberneticos.

Pasillos silentes de las estaciones médicas de la República, se llenan del ruido de pasos y lamentos de heridos y sanitarios. Cada crucero que arriba a sus puertos trae consigo la desgracia y el dolor. Sin embargo, ese caos momentáneo jamás se comparara con el absoluto silencio de la soledad. Y es en uno de esos pasillos, donde los pasos profanan la vigilia de la constante calma.

Pablo: - ¿Cómo está? - Preguntaba el general al sanitario qué lo acompañaba, claramente nervioso por el estado de su padawan.

Doctor: - Su cuerpo está estable, pero no sabría decir acerca de si estado emocional. Creemos que al estallar su ojos bionico, grandes descargar de energía tal vez hallan afectado su cerebro. -

Pablo: - ¿Eso podría suponer alguna afectación permanente? -

Doctor: - No sabría decirle. El Teniente es joven y posees buena salud... Pero la mente aun es un misterio incluso en este milenio con toda nuestra tecnología. Dar un diagnóstico exacto será imposible hasta hacerle los respectivos exámenes. -

Pablo: - ¿Ya esta despierto? -

Doctor: - Si. Abrió los ojos hace apenas unas horas. Supongo que ver una cara conocida le será de ayuda. -

Y asi, el maestro jedi siguió al clon medico por la estación. El retumbar de sus pasos en los silentes pasillos hacia sentir un extraño cosquilleo en la espalda del Jedi... Como un preludio de mala suerte. ¿Una corazonada?... Sería muy difícil de definir. Y finalmente, ambos llegaron a la puerta que conducía a la habitación donde el joven padawan yacía.

Pablo: - ¿Aquí? -

Doctor: - Si. Recuerde. Nada de emociones fuertes. Debe descansar todo lo que pueda para que... ¿¡PERO QUE DEMONIOS ESTA HACIENDO!? -

El disgusto repentino del doctor no era injustificado. Tan pronto abrieron la puerta, tanto clon como jedi quedaron sorprendido al ver al padawan haciendo lagartijas sobre el suelo del salón. No portaba su túnica, y a juzgar por su rostro sudoroso, es posible que hubiese estado así por un tiempo antes de su llegada.

Roy: - Ah, maestro, Doctor. Qué bueno que llegaron. Quería pedir algo de comer. Tengo un hambre atroz. -

Doctor: - Se supone que este de reposo. -

Roy: - Mmmm... Yo me siento bien. -

Doctor: - Que se sienta bien y que su cuerpo lo esté son dos cosas diferentes. Debería estar acostado. -

Pablo: - Tranquilo doctor. Mi padawan suele ser bastante testarudo. -

Doctor: - Bueno... Usted lo conoce mejor que yo. Pero de igual manera necesito examinarlo. -

El joven humano no se opuso a seguir las instrucciones del sanitario. Una serie de prueba y revisiones física para revisar el estado de sus partes orgánicas, pues Roy era más maquina que joven después de todo. Y tras el aburrido chequeo, todo parecía estar estable.

Star Wars Fanfic - El Camino PadawanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora