Cap. 18 - La Cruda Verdad

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La situación de Roy no podía ser más precaria. Herido mortalmente por cinco disparos sobre su abdomen y pecho, aún con tres de esos poderoso droides B2-RT a su alrededor y de espalda contra la pared. Si fuese capaz de usar la Fuerza bastaba con atraer a los droides mientras volaban y destruirlos, pero si se movía sabía que recibiría algún disparo por su espalda. Sus dos sables se luz giraban a su alrededor en una mortal danza que hacía lo posible por reflejar los disparos de bláster contra los propios droides, pero su coraza era tan dura que estos parecían burlarse de él, y lo peor de todo, era que la fábrica se veía abajo.

El suelo era cada vez más inestable, y Roy luchaba contra cada fuerza de la naturaleza para mantener el equilibrio mientras evitaba la muerte a manos de los droides, los cuales al estar en pleno vuelo no se veían afectados por el retumbar de la zona. La temperatura cada vez era más alta, y las enormes piezas de metal y escombros caían peligrosamente sobre sus cabeza. Este seguro sería el fin del joven pádawan, en una oscura caverna que se convertiría en su propia tumba, pero la Fuerza tenía otro destino para él.

De pronto, se escuchó el sonido de un tercer sable, el cual llamó rápidamente la atención de todos cuando uno de los droides B2-RT fue cortado a la mitad ante la abrumadora fuerza de aquel que lo blandía. Fue entonces que Roy vió un ápice de esperanza.

Roy: - Maestro... -

Pablo llegó a la escena en una épica entrada. Su rostro sudoroso y enojado se mostraba mientras las dos mitades del droide caían hacia los costados, y el burbugeante metal fundido a causa de la devastadora fuerza del sable de luz abría paso a su colérica mirada. Pablo cayó junto a su alumno y rápidamente usó la fuerza para atraer a un segundo droide cohete para partirlo en dos con su sable, mismo momento que Roy aprovechó para saltar al frente y destruir al tercer y último droide. Solo para luego caer sobre sus propias rodillas cuando la adrenalina dejó de correr súbitamente por su cuerpo y las heridas comenzaron a hacer efecto.

Pablo no dudó un segundo. El techo se les venía encima y tenía que salir de allí lo antes posible. Al ser una especie anfivia, el maestro Jedi estaba sumamente afectado por el infernal calor y su cuerpo sufría, pero no tanto como su corazón.

El maestro tomó al alumno y lo apoyó sobre sus hombros. Le dedicó una mirada convinada de preocupación y molestia, miró su sable de luz color malva, y luego lo volvió a mirar.

Pablo: - Tienes muchos que explicar... Joven padawam... -

Roy: - Maestro... Yo... -

Pablo: - Pero no ahora. Ahora debemos escapar de aquí. ¿Puedes caminar? -

Roy: - Si... no se preocupe por mi. Vamos. -

Era increible ver como Roy era capaz de moverse sin apenas quejarse. Pablo notó rápidamente las cinco marcas de disparos en el cuerpo de su alumno y temió por su vida, pero el ehco de que Roy no se quejara era muy impresionante. O en su defecto, estaba tan cerca de la muerte que ni siquiera era capaz de sentir dorlor alguno.

Su dificil travesía a traves de los conductos y pasarelas que aún no había colapsado fue toda una odisea. El piso bajo sus pies se sacudía con fuerza, obligándolos a buscar equilibrio desesperadamente antes de seguir adelante. Todo, mientras esquivaban los fragmentos de roca que cada vez eran más grandes.

Pablo hacía todo lo posible por despejar el camino, usando la Fuerza para apartar o desviar los escombros a su paso. Dando impresionantes saltos con su padawan a cuestas, y todo mientras su cuerpo sofría los amargos efectos del calor abrazador. Y para empeorar las cosas, los remanentes de metal fundido comenzaron a caer como mortales gotas de infierno sobre sus cabezas.

Star Wars Fanfic - El Camino PadawanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora