Cap. 35 - Inicia la Cacería

13 3 0
                                    

Nunes: - ¡No! -

Forio: - ¡Demonios! ¡Deténgalos! -

Tanto Jedis como padawans se unieron a la refriega. Catorce contra uno debería suponer una victoria segura, pero noada más alejado de la realidad. Cinco sables de luz se abalanzaron contra el cybor en un ataque sincronizado, pero sus poderosos brazos robóticos y sus habilidades marciales hicieron retroceder a sus atacante. 

Los cazadores rodearon a la presa, pero esa era una ventaja que no se aplicaba al luchar contra un ser tan maquiavélico como el General Grievous. No en este lugar. No en esta oscuridad. El cybor más que sentirse preocupado, parecía disfrutarlo, y su risa entrecortada por la tos era toda señal necesaria. El cyborg no era la presa en este escenario... Él era el cazador. 

Greivous: - Venid si os atreveis... Jedis... Je je je *cof* *cof*

Pablo: - ¡NO! ¡Wambam espera! -

Tras un rugido de fueria, la mestra wookie se lanzó de frente. Ella era la más fuerte del grupo, y tal vez podría superar al cyborg con mera fuerza bruta. Una de sus hojas de luz de su sable doble impactó con brutalidad contra los sables de luz del Grievous, pero no fue suficiente para hacerlo perder el equilibrio, mucho menos, cuando se aferraba al suelo con sus garras de metal. 

Grievous no dudó en contratacar, y la Jedi tuvo que reacionar rápido para no perder un brazo en el intento. Todo estaba demasiado oscuro, y la luz de los sables era toda la iluminación que poseían. La máscara de Grievous solo era iluminada por sus propis sables de luz. Verde por un lado. Azul por el otro. Una imagen de pesadilla. 

Eekar Ori: ¡Acaben con él! ¡Ahora! -

Varios de los Jedis se lanzaron de frente. Un ataque de tal magnitud debería se imposible de esquivar. Sabes de luz en todas direcciones, dispuestos a desgarrar el metal y ponerle fin a tal abominación de una vez por todas. Pero en vez de sentirse preocupado, Grievous rió satisfecho. 

Los sables de cyborg se apagaron, y su silueta se desvaneció frente a los ojos de los jedis en una fracción de segundo, pero cuando los sables de luz coincidieron en el centro, el terrorífico ser de metal había desaparecido sin dejar rastro. 

Los Jedis cedieron ante un miedo momentáneao, mientras escuchaban las marcadas pisadas del cyborg sobre las paredes, las columnas, el techo. En todos lados. El lugar era demasiado oscuro para poder ver algo, y Grievous estaba tan muerto por dentro, que la propia Fuerza en él era casi inexistente, mucho menor incluso que el interior del propio Roy, así que ni los más aventajados en el uso de tal habilidad podían detertarlos. 

El frio del lugar, la oscuridad, las pisadas metálicas, el ladrido de Onex. Todo creaba una zona de espanto, donde las únicas luces eran las hojas brillantes de las mortales armas de energía. Pero estas apenas podían iluminar para de metros a su alrededor. Después de ese punto, todo era un abismo absoluto. Entonces, la voz del canino fue callada con brutalidad. 

Edino: - ¡Onex! ¡ARHHH! -

El grito del joven humano siguió al quejido de lamento de su mascota y mejor amigo. Nadie pudo siquiera ver ambos cayeron, pero sobre sus cuerpos se mostraban preocupantes marcas de garras que atravesaban los cadáveres como si fuesen meras hojas de papel. Ese monstruo de metal no necesitaba de sus sables de luz para matar a sus oponentes. Él mismo, era una máquina asesina en toda la regla. 

Roy: - ¡Mierda! ¡Un círculo! ¡Hagan un círculo! ¡Ya! ¡Ya! -

Ante el grito del joven pádawan, todos los presentes se apresuraron a un punto medio. Cubrir sus espaldas, no dejar aperturas. Una carrera desesperada. Una carrera, donde el maestro Forio nunca llegó a la meta, mientras su sable de luz caía sobre el piso, carente de una mano que lo sujetase. Una muerte que no provocó un grito de agonía, pues su garganta sercenada no sería capaz de hacerlo.

Star Wars Fanfic - El Camino PadawanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora