Cap. 24 - Contrareloj

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Hammer escuchó la pregunta de Roy, pero no quiso responderle. Aun era muy joven para eso. El capitán, el clon más cercano al padawan lo había apreciado desde que lo conoción en su primera batalla. Intrépido, valiente. Algo tonto a veces, pero siempre por que él creía era una buena cuasa. Pero Hammer más que nadie notaba como esa maldita guerra lo estaba consumiendo. 

Puede que sea un Jedy en entrenamiento. Puede que sea un temerario. Puede que sea de esos que se lanza de frente contra el enemigo. Pero seguía siendo un maldito adolescente. No importa que su cuerpo fuese mayormente metal y cables. Su mente aún tenía dieciseis años. Dieciseis malditos años. ¿Qué joven de esa edad debería estar en la más sangrienta guerra que estos tiempos hallan visto? No importa que justificación quisieran darle, jamás sería suficiente. 

Hammer: - Haz hecho suficiente. Quédate en la retaguardia y descanza. -

Roy: - No... Aún puedo... luchar...

Hammer: - Es una orden... teniente. -

No había forma de refutar esa orden. Puede que en términos de poder y respeto Roy tuviese la ventaja, pero Hammer seguía siendo su superior, y al mencionar su rango se lo dejó bien en claro. Esa era una decisión que no podía siquiera refutar. 

Roy no pudo hacer más que apretar los dientes mientras el capitán se adentraba al interior de la Lucrehulk, dejando a un puñado de cien hombres para custodiar el hangar en caso de necesitar retirarse o ante un posible intento separatista de recuperar terreno. De hecho, ni siquiera dejó a Roy a cargo, sino a otro teniente de su grupo. No por falta de confianza en Roy, sino porque sabía que el joven no estaba en condiciones de dirigir a ningún grupo. 

Y sin nada que pudiese hacer, Roy simplemente se sentó a reparar los pequeños daños que su droide R6 sufrió. En silencio.

Mientras tanto, la batalla en el interior de las Lucrehulk era despiadada. Miles de droides se interponían entre los clones y la victoria, pues no por nada eran las naves Separatistas con mayor capacidad de transporte de tropas. 

Las batallas en los largos pasillos se hicieron interminables. Los escudo de los clones resistían gracias a su aliación que permitía la disipación de los disparos de blasters, pero eso no evitaba la fuerza que el brazo de los clones tenía que soportar. Los portadores de los escudos debían rotarse para evitar la fatiga, pues esa fuerza sería capaz de dislocar un hombro si muchos disparos se concentraban al mismo tiempo. 

El la Lucrehulk de la izquierda, el comandante Tukk dirigía a sus hombres en la cabeza, barriendo con las incontables hordas de droides que intentaban detenerlo pero en vano. bajo su mando, los chicos del 194th no conocían el miedo, y luchaban con una fiereza excepcional. 

En la Lucrehulk del medio, el general Pablo había recorrido ya la mitad del camino hacia su destino cuando el avance de las otras naves apenas había llegado a dar sus primeros pasos. La presencia de un maestro jedi sin lugar a dudas era un gran ventaja tactica, haciendo del avance por los interminables pasajes de la nave mucho más sencillos.

Sin embargo, la tercera Lucrehulk no tuvo la misma suerte. 

 

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Star Wars Fanfic - El Camino PadawanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora