Cap. 36 - Desesperados

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Pablo: - ¡Roy! ¡Detente! -

El padawan se lanzó de frente contra el cybor, blandiendo su sable de luz azul con una fuerza excepcional. Ahora que estaba frente a él, y su ojo biónico había marcado a su objetivo, no lo perdería de vista de nuevo. 

El joven adoptó una postura baja, contrastando a la altuna abrumadora del cyborg de cuatro brazos, listo para lanzar un ataque ascendente circular. Grievous lo vió como la patética criatura que era a sus ojos, un niñato con aires de grandesa, o que había sido victima del miedo como el anterior, y ahora actuaba victima de sus instintos más básicos de supervivencia. 

Los cuatro sables de luz de Grievous se alzaron, listos para descender a toda velocidad, y convertir a ese joven pretentuoso en tiras de carne picada. Un niño jamás sería capaz de igualar la fuerza del cyborg más poderoso de la galaxia. El rostro de Roy mostraba furia y determinación, mientras su cuerpo cada vez estaba más y más cerca del alcance de su oponentes. Grievous reía satisfecho de su aparente victoria, y de la nueva víctima para su historia. 

Entonces los sables chocaron. Los cuatros sables de luz del general descendieron con una fuerza y velocidad abrumadora, mientras el sable azul de Roy se alzaba desde abajo, interceptando los cuatro a la vez. El primer impacto sacudió a ambos oponentes por igual, mientras sus cuerpos mecánicos se tenzaban con cada fibra cintética en su interior. Roy gritaba con todas sus fuerza, dejando escapar la furia que su lado humano aún era capaz de sentir. El rugido de un hombre dispuesto a darlo todo. No el grito desenfrendo de un mocos. 

Los ojos de Grievous se abrieron como platos, cuando pudo sentir sus cuatro brazos retroceder tras el impacto. Imposible. Un mocoso tenía la fuerza suficiente no solo para resistir sus cuatros brazos al mismo tiempo, sino que también era capaz de hacerlo retroceder. Eso era inaudito. Imposible. 

Ante la amenaza de quedar en una pose de desequilibrio, Grieovos dió un petente salto, alejándose lo más posible del padawan mientras recuperaba la portura. Momento ideal donde Roy aprovechó para alcanzar el sable del maestro Iasiah, el cual había caído a los piejos el cyborg separatista tras haber asesinado a su maestro. 

Ahora, Roy adoptaba una postura muy agresiva, cosa que no pasó desapercibida para los más veteranos del grupo. Una postura sumamente tentadora para alguien que pudiese caer al lado oscuro, pero que se mantenía firme por su propia voluntad. Una guardia del propio Vaapad usando dos sables de luz. Sin embargo, ese no era el momento para ese tipo de preocupaciones, pues Roy se lanzó sobre el cyborg enemigo de inmediato, temeroso de perderlo de vista y que los atacara por sorpresa una vez más.

Alferra: - ¡Pádawan! ¡Espera! -

Vollvif: - ¡Mierda! ¡Roy! ¡Regresa! -

Nunes: - ¡Vamos a ayudarlo! -

Los maestros se lanzaron a la carrera, temerosos que la actitud del padawan fuese su propia tumba, pero Roy no tenía pensado morir hoy. No allí. Y su fieresa en combate era claramente reflejada en sus potentes golpes y movimientos sumamente precisos... Como si fuese una... máquina. 

Grievous no era un novato. No dejaría que los jedis restantes lo rodearan, y la repentina intervención de este padawan lo obligó a tomar una estrategia diferente en su casería. De algún modo, ese joven podía sentirle el ritmo, incluso cuando intentaba regresar a la oscuridad para atacarlo por sorpresa. Pero su oponente simplemente no lo perdía de vista. ¿Acaso ese ojo cibérnético en su rostro tenía algo que ver. Para Griervous la respuesta fue bastante clara. Este joven... ocultaba mucho más de lo que aparentaba a simple vista. 

 

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⏰ Última actualización: Sep 05 ⏰

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