Capítulo 3

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- Oye Tom, con respecto a lo que habíamos hablado anteriormente... - dijo Adam.

Mi padre miró a mi madre esperando a la aceptación de esta para que Adam pudiera seguir con la conversación que había comenzado. En ese momento la cara de Jake cambió completamente y se puso un poco más serio de lo normal.

- Nos ha parecido una buena idea, pero no creo que ella se lo tome muy bien - dijo mi padre.

- De todos formas ya está hecho, no hay vuelta  atrás - dijo mi madre.

- Mamá - dijo Jake.

- ¿Qué pasa? - dije sin saber de lo que estaban hablando.

- A ver cariño - comenzó mi padre pero fue interrumpido por mi madre.

- Isabella - comenzó diciendo mi madre.- Ellos tienen un hijo un año mayor que tú que actualmente es piloto de fórmula 1, o sea unos de los pilotos de Zak.

- Siento decepcionar, nunca he visto la fórmula 1, ni siquiera sé que es - dije interrumpiendo a mi madre y mirando a la familia Norris y a Zak.

- A lo que iba - siguió hablando mi madre.- Desgraciadamente es un mundo un poco cruel con respecto a la vida privada de los pilotos y todo lo miran con lupa.

- La verdad es que eso es lo nunca me ha gustado de esos mundos - dije y miré a Jake en busca de una sonrisa que nunca llegó.

- Uno de los pilotos del equipo de fórmula 1, es el hijo de ellos - dijo señalando a Adam y a Cisca. - Y desgraciadamente no le ha ido muy bien en lo tema personal.

- Rose al grano - dijo mi padre interrumpiéndola. - Hemos hecho un pequeño pacto la familia Norris y nosotros. La familia Norris invierte en nuestros hoteles para que no sea muy cantoso con McLaren y tú finges una relación con su hijo.

Me quedé sin saber que contestar, simplemente no sabía que decir. En mi cabeza las palabras pacto y fingir no paraban de repetirse una y otra vez. Sólo miraba a Jake, pero él tenía la cabeza agachada sin poder mirarme. Y todos se me quedaron mirando.

- ¿Y en qué parte estaba mi opinión sobre esto? - dije cuando por fin las palabras salieron de mi boca y estaba siendo observada por todos.

- Desgraciadamente, no había otra opción. Su hijo necesitaba ayuda y nosotros queríamos un nuevo inversos - dijo mi padre.

- La verdad, es que esperaba que aunque no tuviera voz y  ni voto, aunque sea me lo podrían haber contado cuando estuvieran a solas y no delante de ellos. Pero de todas formas, ¿estáis locos o qué se os pasa por la cabeza? O sea me la juego que ese tal Lando tampoco sabe nada, y tener que estar con una tía que no conoce de nada no creo que le guste - dije.

- No sabe nada todavía, pero bueno al final lo que queremos es que dejen de hablar de su anterior relación - dijo Adam.

- Y Jake pensó que la mejor que podrías estar con él por un tiempo eres tú - dijo mi madre.

- Pero, ¿de verdad os escucháis? - dije y me levanté.

- Isabella - dijo Jake.

- No voy a hacerlo Jake. Se os ha ido de las manos  - dije. 

Salí del comedor y escuché como Jake me seguía hasta mi habitación, donde comencé a meter las cosas de nuevo en la maleta y salí de esta.

- ¿A dónde vas? - preguntó Jake.

- Que más te da - dije caminando por el pasillo hacia la puerta principal.

- Claro que me importa donde vas, es muy tarde para que salgas con el coche - dijo mi padre.

Me paré en seco, me di la vuelta y lo miré.

- Si realmente te importaba, las cosas se hablan y me preguntas. No vienes aquí, me dices que venga a pasar el  finde con ustedes, montas una cena en plan guay para que conozcas a mis amigos, me sueltas eso. Me he dado cuenta que todo para ti es un negocio y nosotros también. Y tu Jake - dije mientras que lo miraba a los ojos -. No me lo esperaba de ti.

No esperé la respuesta de mi padre ni mucho menos de la de Jake, simplemente salí de mi casa me subí al coche y vi como mis padres me miraban y no eran capaz de decir nada más. Tampoco quería que dijeran nada.

Arranqué el coche para volver a Londres, no me apetecía nada quedarme con ellos el fin de semana y la verdad es que quería reflexionar todo lo que había pasado.

Tras dos horas en coches por el tráfico que había debido a la lluvia que estaba empezando a caer, miles de llamadas de mis padres y de Jake, llegué a casa. Dejé la maleta junto a la puerta de la entrada y me fui directa a meterme bajo la ducha, donde siempre he pensado que llorar bajo la ducha las lágrimas pasan desapercibidas.

Tenemos un pacto / Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora