Capítulo 58

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Seguía acostada en la cama pensando en todo lo que estaba pasando con Lando cuando tocaron la puerta. Me levanté  de la cama y  abrí la puerta de la habitación.

- Buenos días - dijeron los hermanos Leclerc.

- ¿Cómo sabéis mi habitación? - pregunté.

- Tu hermana es un poco chivata - dijo Charles.

- Ya veo ya.

- Tenemos que ir de compras - dijo Charles.

- Es verdad. Voy a vestirme y nos vamos.

- ¿Sin desayunar? - preguntó Arthur.

- Sí, ya comeré algo por el camino.

- Pero eso no puede ser así - dijo Arthur.

- Ya estoy más que acostumbrada - dije mientras que entraban y cerraban las puertas.

- Pues no deberías - gritó Charles cuando cerré la puerta y comenzarme a cambiar.

Algo cómodo y abrigado porque hoy hacía bastante frío en Edimburgo y las calles estaban nevadas. Terminé de prepararme y salí de la habitación. Los chicos estaban sentados en el sofá de la habitación mientras que miraban algo en el móvil. Se notaba que ellos estaban muy pegados como hermanos y se notaba la complicidad.

- ¿Nos vamos? - pregunté mientras me ponía el abrigo.

- Lando si que está disfrutando del sol - dijo Charles levantándose.

- Sí, hemos estado hablando antes.

- ¿Y qué tal está? - preguntó de nuevo Charles cuando estaba saliendo de la habitación.

- Muy bien, Lando disfruta mucho del sol y de los viajes que tiene planeado.

- ¿Y tú no vas? - preguntó Arthur.

- No sé, tengo muchísimas cosas que hacer - dije subiéndonos al ascensor.

- Chica ocupada - dijo Charles mientras que pasaba la mano por encima de mis hombros y lo miré.

- A veces sí - dije y lo miré.

Salimos del hotel y comenzamos a caminar por las calles mirando tiendas para que los chicos pudieran encontrar algo. Eran muy divertidos, no paraban de hacerse broma entre ellos y yo hacía bastante tiempo que no me reía tanto. Las tiendas por fuera era una locura de los bonitas que eran y yo estaba enamorada de todos los adornos que ponían hasta que encontramos una tienda que llevaba muchos años abiertas

Al entrar en la tienda, me encontré rodeada de una atmósfera de elegancia y sofisticación. Mientras Charles y Arthur se dirigían emocionados hacia la sección de trajes, yo me ofrecí a ayudarlos en su búsqueda del atuendo perfecto. Mi papel era más de asesora que de modelo, pero estaba feliz de estar allí con ellos, ya que me estaba acogiendo como una más.

Charles, con su característico entusiasmo, se lanzó de inmediato a probar diferentes estilos, mientras yo lo animaba desde la distancia, admirando su confianza y buen humor. Cada vez que salía del probador con un nuevo traje, no podía evitar reírme ante sus ocurrencias y gestos exagerados.

Arthur, por otro lado, era más reflexivo en su elección. Me pedía mi opinión sobre cada traje que se probaba, evaluando cuidadosamente cada detalle antes de tomar una decisión. Nos sumergimos juntos en una conversación animada sobre colores, cortes y estilos, compartiendo opiniones y consejos en un ambiente de camaradería. A medida que pasaba el tiempo, nos sumergimos en una especie de juego, buscando el traje perfecto para cada uno. Mientras yo recogía diferentes opciones para Charles y Arthur, ellos intercambiaban bromas y comentarios divertidos, convirtiendo la experiencia en un festín de buen humor y complicidad.

Después de mucho deliberar y probarse diferentes opciones, finalmente encontramos los trajes ideales para Charles y Arthur. Mientras salían de la tienda luciendo impecables y elegantes, no pude evitar sentir una oleada de satisfacción al ver la sonrisa en sus rostros y la confianza en su paso.

- Nosotros ya tenemos el traje, sólo faltas tú - dijo Charles.

- Ya lo tengo. Lo traje desde Londres - dije y le sonreí.

- Jo, yo quería opinar de los vestidos - dijo Charles.

- Pues es misión imposible - dije y sonreí.

- Ya va siendo hora de comer - dijo Arthur.

- Arthur, estaba hablando de algo importante - dijo Charles.

- Tío, si ya lo tiene no le puedes hacer nada - dijo Arthur.

- Creo que me apunto a eso de comer - dije y cogí el brazo de Arthur.

Buscamos algún sitio donde podía comer comida tradicional, ya que estábamos allí quería que los chicos probasen algunos de los platos típicos debido a que era su primera vez en la ciudad. Me gustaba el ambiente que había con ellos, me sentía muy bien.

Estábamos entrando en al restaurante cuando me sonó al móvil, al mirar era un mensaje de Lando.

MENSAJE DE LANDO.

Ahí tienes los billetes. Sigue preparando ropa para el frío.

Tenemos un pacto / Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora