Lo mejor en mucho tiempo

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¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Cómo me llamo? No tenía respuesta para aquellas preguntas, al menos no mientras le temblara todo el cuerpo, hasta que aquel acelerón brusco que había pegado su corazón, disparándole las pulsaciones por encima de sus posibilidades, no bajara un poco el ritmo.

Se había pasado el mes entero imaginando cómo sería volver a verla otra vez. Morgan la evitaba y su psicóloga le había hecho una especie de brujería que la dejaba con la oportunidad de verse a sí misma inmersa en posibilidades que dejó de contemplar mucho tiempo atrás. Abrir un paréntesis chiquitito dónde el miedo no asustara tanto, dónde ella siguiera teniendo el control de la situación. Que su encuentro se fuera a producir en términos profesionales calmaba sus inquietudes, era en el terreno que mejor se movía, tan solo la expectación de no saber por qué camino querría Alycia llevar esos dos meses que volverían a estar juntas le daba un poco de vértigo. Apenas habían compartido unos cuántos mensajes, mensajes que exprimió hasta la última gota pero no pudo sacar nada en claro. Por un momento se vio a sí misma decepcionada si la morena venía con algún otro plan distinto al de meses atrás y eso le dio una pista bastante clara de lo que esperaba ella de ese segundo encuentro, que la historia volviera a repetirse independientemente del resultado final, que no era otro que volver a separarse y en esta ocasión ni una remota posibilidad de beca volvería a situarlas en el mismo espacio/tiempo. ¿Qué perdía ella? A priori absolutamente nada, solo ganaba la continuación de una aventura que quiso alargar y se le había presentado en bandeja.

Recordó en el estado de shock que se había quedado, apenas unos segundos después de responder un mensaje a su mejor amiga y dejar el teléfono sobre la mesa, cuando estaba apunto de meterse en la boca el tenedor con calabacín al parmesano y le llegó un mensaje que a priori no pensaba leer en aquel momento, Morgan podía esperar un poco más y sin embargo terminó rescatando su móvil de la mesa, a lo mejor por alguna especie de TOC tecnológico y aunque aquel número no llevaba nombre, vio su foto de perfil y se le fueron las ganas de seguir comiendo, tal vez de seguir respirando aunque eso no lo decidió ella, lo abrió apresuradamente ¿No había borrado su número? ¿Se había acordado de ella? ¿Estaba pensando en ella? ¿Lo habría hecho durante aquel tiempo? ¿Tendría ganas de verla? Se quedó pensando todo aquello con el móvil en la mano, hasta que reaccionó de golpe y leyó el mensaje con el corazón bastante concentrado en latir de forma irregular, pensó "que no se te note la ansiedad de volver a verla" y gracias a haber recibido aquel mensaje, se le ocurrió la opción de ir a buscarla al aeropuerto, puso el primer pretexto tonto que se le ocurrió para escribirle, porque guardó su número de nuevo inmediatamente, se sintió enla libertad de escribirle, algo casual, una excusa que le permitío poner sobre la mesa la única idea que quería que le llegara de forma clara, no le cabía en la cabeza que esa mujer estuviera en la ciudad mientras ella se comía las uñas en su casa, sabiendo que la tenía tan cerca, por eso probó suerte ofreciéndose a recogerla, solo deseaba que dijera que sí, no encontrarse con ninguna excusa de por medio, que tuviera tantas ganas de volver a verla como las que tenía ella, que los sentimientos de la despedida fueran reemplazados por los de una nueva bienvenida. Le daba igual que fuera de madrugada, si total aquella noche estaba segura de qué no podría pegar ojo, la recogería aunque le viniera francamente mal porque esa era su única prioridad, volver a verla, poder sentirla, tenerla con ella de nuevo y no iba a dejarla tomarse un taxi a las tantas de la madrugada, iba a seguir siendo una buena anfitriona. y si no tenía pensado dormir esa noche, no lo hizo muy bien todas las que la precedían, sentía nervios en la boca del estómago y la cabeza se le iba constantemente a esos ojos, a esos labios, a la montreux desnuda en su cama después de un sexo increíble, a cómo se dejó abrazar, a lo bien que dormía pegada a ella y no había nada que pudiera hacer para sacarse esos recuerdos de la cabeza, por eso optó por dejarlos invadirla a sus anchas.

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