Principe Thomas

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Un jovencito caminaba por los pasillos tan largos, un libro en su mano y sus botas dejando notar por donde caminaba. Su padre le había llamado para hablar con él acerca de un pequeño viaje que iban a tener a un pueblo no tan lejano, donde también reinaba otro rey.

Eso pensaba, pues escucho a las sirvientas murmurando acerca de un viaje a Kandor, el pueblo donde la producción del alcohol empezó.

Sabía todo sobre ese pueblo, sus reyes, etcétera, y por lo que sabía el pueblo estaba a más de 2 horas de camino. Y eso que era el más cercano.

Sin tantos pensamientos ahora, abrió la puerta que daba acceso a una gran habitación, donde estaba su padre ordenando con unos guardias algunos asuntos.

–¿Padre? – Llamó su atención, entrando y junto a eso a los guardas haciendo una pequeña reverencia, mientras que, su padre sonreía mirándolo directamente a su hijo.

–Tord, supongo que ya debes de saber acerca de lo que tengo planeado ¿no?

–Un viaje al pueblo Kandor.

–Acertaste como siempre, hijo. – Se mostraba su alegría mediante su tono de voz. –Mañana por la mañana se hará el viaje, planeo hablar unas cosas con el rey Thompson. – Tomó del hombro a su hijo guiandolo a una mesa donde había un tipo de contrato algo grande.

–¿Y esto, padre? – Pregunto con intriga, mirando fijamente aquel escrito.

–Cosas de reyes. – Soltó una carcajada. –Te llevaré al viaje, quiero que veas el pueblo Kandor, hace mucho no lo visitamos. –

–Desde que tenía 7 años.

–¡Y ahora tienes 17! Ya casi 18. Como el príncipe Thomas.

–El príncipe Thomas… No he sabido nada más de él. ¿Sigue vivo? – Alzó su vista a su padre.

–Claro que sí, si no ya hubiéramos sido invitados a su funeral hace bastante. – Dirigía a Tord a la salida de la habitación. –Hace mucho que no se algo de él tampoco, pero ya sabes, el pueblo Kandor nunca ha sido tan relevante, ni sus reyes. –

–Siempre me pareció extraño eso. Después de todo fue el primer pueblo en vender alcohol y hacerlo.

–Lo sé, pero como dicen, el rey da la cara del pueblo. – Tord ahora camino hasta la puerta. –Prepárate para mañana, hijo, nos levantaremos temprano. –

–Si, padre.

La puerta se cerró, dejando a Tord afuera sujetando su libro con cierta fuerza.

¿Cómo no se acordaría del príncipe Thomas? El ligero amor que le tenía en la niñez por lo inteligente que era. Solo había visto retratos de él desde hace un año. Y, la diferencia entre su yo de 7 años y el de 16, era muy notable.

Sus facciones que lo hacían parecer tierno fueron reemplazadas por un rostro más juvenil, ¿donde quedó ese niño tierno que se emocionaba por jugar en el jardín? quien sabe, su rostro ya no reflejaba eso, aparentaba otra cosa.

Soltó un suspiro, caminando de vuelta a su habitación, queriendo terminar su lectura.

. . .

Escuchaba risas adultas, justo a su lado estaba su padre y el rey Thompson platicando, como en los viejos tiempos.

Estaban sentados en la mesa, desayunando antes de empezar para lo que venían. Y, el príncipe Thomas no se había aparecido desde que inició el desayuno.

Tenía la mirada en bajo, terminando de masticar sus huevos fritos, y lo típico de un desayuno.

Pensaba un poco acerca de una lectura que había empezado en el camino hacia el pueblo Kandor, un misterio dentro de una biblioteca, algo interesante a su gusto.

–Buenos días.

No le tomó importancia, siguió pensando y devolvió la respuesta.

–Buenos días…

De lo tanto que pensaba en ese libro, que deseaba volver a leer si es que ese príncipe no aparecía, no noto cuando su padre le llamó la atención.

–Tord.

–¿Si?

–Aquí está el príncipe Thomas.

–¿Príncipe Tho-? – Y ahí lo vió, a ese chico de cuencas.

Si, definitivamente era totalmente diferente a como lo vio en persona por última vez, y no en un retrato.

–Príncipe Tord. Cuánto tiempo. – Se escuchó del castaño, una sirvienta poniendo el plato con el desayuno frente a este.

–S-si… Mucho tiempo… – Tartamudeo un poco, volviendo a su desayuno, dándole otro mordisco a su huevo.

Luego de un silencio, alguien optó por hablar.

–¿Qué tal si van al jardín a admirar las flores? ¿Qué te parece, Thomas? – Preguntó el padre del nombrado.

–Está bien.

–¿Y a usted, príncipe?

–Si…

Los mayores sonrieron, volviendo a sus asuntos. Mientras tanto, Tord miraba de reojo a Tom, que estaba concentrado en comer.

Oh Dios. Esto sería incómodo… O tal vez no.

. . .

Caminaba a la par del de cuencas, escuchando a los pájaros cantar, la brisa mover su lindo peinado de cuernos, esas cosas.

Todo estaba en silencio, los dos no sabían que decir, y, no es como si planear-

–Recordaba tu voz más chillona.

–¿Disculpa?

…Olvidenlo.

–Has cambiado bastante, príncipe Thomas…

–Digo lo mismo. – Se detuvo. –Y, dime ¿Aún tienes ese enamoramiento en mi? –

–¿Qué? ¡No! – Se alteró un poco, arrepintiéndose de intentar iniciar una conversación. –Éramos solo niños, no sabía lo que quería… –

–Oh, pero, querías tomar mi mano cada vez que caminábamos por el jardín admirando las flores. – Burló, con una sonrisa de la misma forma. –Y ese apodo que me pusiste. –

–¿Tommy?

–Ja. Lo sigues recordando.

Silencio, nuevamente.

–Flor azul.

–¿Huh?

Se volteó para verlo, cautivado.

–Flor azul, Thomas. La flor azul que me diste luego de que no nos volvimos a ver. La flor que me diste junto a un abrazo y susurrandome al oido un te am-

–Olvidemos eso. – Volvió a caminar, su vista fija en el césped y las flores.

–¡Oh, vamos! Fuiste tan dulce. – Soltó una risita, siguiéndolo.

–Tonterías, solo tenía sueño, te fuiste algo tarde ese día.

–Si, si, como digas. – Sonrió un poco más, mirando el rostro un poco avergonzado del otro.

Suspiró, volviendo a su lado.

Pero, bueno, algo que los dos intentaban olvidar, lo cual era casi como un reto.

(⁠☆⁠▽⁠☆⁠)

¡Cuanto he querido hacer un One-Shot con esta tematica! Amo el Royal AU.

Tabaco y Alcohol [TordTom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora