Sin sentimientos - 2

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Luego de varios meses de trabajar para la armada roja a Thomas le seguía pareciendo asquerosa la idea de estar junto al noruego cada día, ver su rostro, escuchar su voz y en general, saber que sigue vivo.

Aun recordaba sus entrenamientos duros y sin piedad los primeros días, y desde el balcon alto observaban aquellos ojos plata, cuales miraban al futuro guardaespaldas sin compasión.

Para Tord, aquellos sentimientos y pensamientos que tenía Tom eran erróneos.

Se encargaba de su salud y el debía de recibir el mismo entrenamiento como los demas soldados y el mismo que el recibió una vez antes de estar donde estaba ahora. El debía de pasar por el proceso para convertirse en su guardaespaldas, sus sentimientos no eran excusa para tenerle preferencia al de visores.

Solo quería que estuviera sano, por eso se preocupaba tanto por su salud, por eso le dio aquellos visores con los cuales arreglaria su vista, y Tom debía de aprender eso.

[. . .]

La segunda semana trabajando como guardaespaldas no era tan mala, pero se volvía pésimo sabiendo de quien era guardaespaldas.

Intentaba hacer su trabajo bien por más que no quería, así se ganaba su comida del día y poco a poco tenía los privilegios de ser rango mas alto. Aun no ganaba la confianza completa del lider.

Aguantaba los regaños de Tord, por equivocarse en varias cosas o en simulacros que se hacian.

- ¿Así planeas protegerme? ¡Te has entrenado por un año entero, Thomas! - cruzado de brazos, el acento noruego se escuchaba por todo el campo de entrenamiento.

Los soldados entrenando al lado de Tom miraban la escena, el maniquí enfrente de el con 4 balas incrustadas por todo el pecho, simulando que era el lider, y los soldados haciendo juego de enemigos para que la experiencia sea mayor. La adrenalina recorría por todo el cuerpo del ingles, haciendolo jadear en desesperación de como le gritaban y repetian como hacer las cosas, si una de las cosas que más odiaba, era que le dijeran que hacer, y por eso mismo odiaba a Tord mucho más ahora.

Se levanto del suelo con sus rodillas llenas de tierra, sujeto el arma, escuchando las botas en el suelo acercarse hasta quedar frente a el.

- Si no tenías tantas ganas de entrenar hoy, te hubieras ido a terminar los reportes. - los reportes eran mejor que esto, pero el noruego nunca le dijo esa opción. Lo obligó a venir. Juraría que ahi mismo le daría los mismos 4 balazos. - Vete a mi oficina, te dare los reportes que faltan de hacer. - el era su guardaespaldas.

Se quedo en silencio, cabizbajo, recuperando aun la respiración, y Tord viendo como el ingles no seguía sus ordenes las repitió. - Ve a mi oficina, Tom.

Aun en silencio, poco a poco subio su mirada, lo poco de su rostro que no era cubierto por los visores estaba sucio.

- Tom. - repitió. - Mi oficina. Ahora.

- No soy tu mascota. - su voz salió a duras penas. - Nunca me agradaste, no me importas, y nunca lo haras. - apretó el arma. - Me has dicho que sea agresivo, no dudare en serlo contigo.

Los ojos grises lo miraron fijamente, apenas el ojo no dañado, sus pupilas se dilataron, haciendolo sentir otro crujido en su pecho. - Mi oficina, Tom. - no dudó en decirlo nuevamente, ignorando con su boca lo que dijo Thomas, pero su mente pensando en aquello.

En un gruñido se dio la vuelta y se fue caminando, murmurando insultos a todo lo que le rodeaba.

El lider se quedo estático con la mirada de todos sobre el, suspiro. - Faen, Thomas. - apretó sus brazos. - Eres tan chiflado...

Tabaco y Alcohol [TordTom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora