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Todo el mundo podria creer que ese circo no llegaría a ese remoto pueblo tan desconocido, donde las leyes de la física y gravedad valen mierda. Pero bueno solo los escépticos creerían que no llegaría, como el mago del circo en cuestión que miraba todo el lugar estupefacto al punto que tuvo que levitar un poco para ver el lugar. Había de todo, desde animales parlantes, híbridos de diferentes criaturas y luego anomalías. Sus ojos color vino lo miraban atentamente igual que unos ojos bicolor que lo miraban muy alegre.
"!Este es el mejor regalo de cumpleaños, gracia Duxo!"
El circo se instalo en una zona llamada el Spawn donde fueron ayudados por un animalito llamado Capicuy quien parecía ser un humano maldito pero adorable. Aun no podía creer que las leyes más básicas de la física y gravedad no funcionaran en este lugar que poco a poco lo iba cautivando. Empezó a conocer gente del pueblo, eran muy amables al punto que le dio escalofríos el tan solo pensar que podrían estar fingiendo para atacarlos, pero no fue así.
El cumpleaños número 24 de Soarinng iba a ser celebrado y por eso contrataron al circo, para poder celebrar este mismo con gran emoción. El chico de ojos bicolor lo miraba atentamente queriendo expresar su alegría al mago, haciéndole bellos y hermosos dibujos los cuales a veces eran aceptados o solo tirados a la basura.
"Sera mejor que conserves lo que Soarinng hace...porque posiblemente esta sea la ultima vez que lo llegues a ver"
Comento el chico de ojos color caramelo quien parecía ser el cura del pueblo, era extraño. El mana que se dejaba ver era enorme a tal grado que podria compararse a magos de antaño como Vegetta o Shadoune, un poco incrédulo lo miro parecía incomodo con esas palabras.
Diviso a la lejanía al mencionado quien parecía ir hacia donde estaba el mago llamado Natalan quien un poco incrédulo lo miro, el traje que poseía era el de una santa, era blanco con toques dorados...era tan puro.
"Natalan, Natalan...jeje puede salir un momento, ven acompáñame~"
Soarinng se lo llevo, Aquino solo hizo una señal de la cruz...Era extraño.
Llegaron a un hermoso bosque el cual dejaba ver un hermoso claro donde había un pequeño estanque el cual parecía una hermosa pileta hecha por ángeles ya que se podía notar cierto cuidado en ella como también extraños símbolos que brillaron al tener a Soarinng cerca.
Empezaron a hablar con bastante emoción, como si se conocieran de mucho antes. Natalan le mostraba su magia a Soarinng quien miraba todo atentamente y cautivado guardando aquellas memorias como si algo planeara quitárselas.
El ojo azul noche de Soarinng brillo por segundos igual que el ojo del mago que miraba todo esto sospecho, un leve aroma a pino se podía captar, venia de Soarinng quien ahora estaba recostado en el césped teniendo como almohada el regazo de Natalan quien le acariciaba el cabello lentamente.
Este día era el cumpleaños número 24 de Soarinng quien ahora miraba todo completamente triste, se despedía de todos con mucho cariño, a algunos les entregaba un recuerdo valioso y a otros solo simple y vacías palabras. Pero esto fue diferente para el mago que hacia su espectáculo siendo visto por Soarinng quien dejo ver ese traje de santa seguir blanco y puro, con aquellos objetos de oro que resaltaban su figura.
"Hoy es mi cumpleaños...espero que puedas celebrar conmigo"
"Oh, perdóname no creo que pueda cumplirlo..."
La expresión de alegría de Soarinng se transformó en una de tristeza al escuchar la noticia, solo se fue del lugar dejando al mago con un nudo en su garganta.
Miraba todo el lugar, conmocionado y aterrado, su respiración era entrecortada y sus manos solo temblabanacompañando a sus labios los cuales formaban una mueca de tristeza y horror. El cura solamente lloraba mientras dictaba la sentía para aquella alma de 24 años pura que iba a ser sacrificada por elección propia.
"Que la vida, la muerte estén contigo en ese camino...oh, señor mío, perdona los pecados cometidos...perdona al pueblo que ahora te entrega a este joven..."
Era un llanto desconsolador, Soarinng solo los miraba mientras era custodiado por aquel de ojos color vino que parecía ser capaz de matar a quien sea que interfiera.
"Por los poderes que la vida y dios me ha otorgado doy comiendo al sacrifico"
El cura cerro sus ojos, se escuchó como la espada de aquel ángel de ojos vino atravesaba algo. Era Natalan quien tosió un poco y sonriendo burlonamente convoco una bomba la cual exploto, el caos se presento en el lugar dejando ver algo sorprendente.
La santa ha sido secuestrada.
Corría como un loco mientras trataba de encontrar una ruta segura mientras era acompañado por el extraño zumbido que invadía sus oídos cada cierto tiempo, miro un segundo atrás suyo y por poco y casi es decapitado.
Soarinng solo reía ante estas emociones que sentía, lloraba por lo que casi muere y goza por poder vivir.
Esto era un completo torbellino no entendía porque ahora era salvado pero se sentía feliz. Llegaron a aquel claro, el mago hizo aparecer un campo de protección, el ángel trataba de entrar pero no podía, Natalan lo miro y con cuidado toco sus mejillas. Su respiración era agitada, sus manos temblaban.
"Perdóname...pero tú serás un pecador...un ser impuro"
Soarinng solo asintió antes de ser besado por el mago que se sorprendió al sentir aquella corriente eléctrica azotarlo, dejo escapar una risa.
"Esto es electrizante jajaja~"
El ángel gritaba furioso, y lo último que vio antes de morir fue a Natalan sacarle la lengua y volver a besar a Soarinng. Ese día el sacrificio se volvió un pecado el cual no fue recibido, el pueblo volvió a ser un pueblo recordado, el mago ahora vivía feliz con su pecador que reía suavemente.
"Tus besos me hacen mantenerme activo y despierto"
"Cállate...juro que a la próxima te voy a electrocutar las nalgas..."
Todos reían felices, compartiendo un gran banquete mientras le daban la bienvenida al mago de nombre Natalan quien besaba a su pecador que parecía ser una persona completamente diferente ahora que era libre y ya no tendría que ser un sacrificio.
"Te amo, eres la cosa mágica que estuve esperando todo este tiempo..."
"Parece que la vida quiso juntarme contigo y yo me volví ese deseo por tu magia..."
Otro beso más apaisado se presentó los presentes se sonrojaron demasiado.
"¡Vayan a otra parte pervertidos!"
Grito el cura, Natalan miro a su pareja y tomándolo de la mano se fueron a casa.