Capítulo 2

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Por un momento no supe que hacer, literal quede congelada en mi sitio, ¿qué hago? Esto tiene que ser una maldita broma.

—¿Qué sucede alfa?—una chica de acercó a él. Una bruja, puedo sentirlo. Hay tres personas que no están convertidas en animal y todas rebosan de magia.

Escuche como ese lobo gruñó y los demás se pusieron alerta, listos para atacar. ¿Cómo voy a defenderme? Son siete personas contra una. Mínimo me sacan un riñón del cuerpo o los ojos.

—Es humana—dijo de repente otro brujo— no percibo nada en ella. Tal vez tenga un shock o miedo de ver tantos lobos. Vete niña—ordenó.

Si supiera, estoy segura de que voy a batallar para poder escapar. Ese lobo no me dejará. Todo el mundo sabe lo locos que pueden ponerse los alfas al encontrar a su pareja. Espero que no haga una locura.

Si corro a la cueva esteré a salvo, pero no puedo poner en peligro a los niños. Malec, Sunny, lo lamento. No podré regresar hoy.

Vi que varios lobos regresaban a su forma humana y los brujos les dieron ropa. Lo mismo pasó con él, y en ningún momento desvío la mirada.
Debo reconocer que es muy guapo pero yo no sé qué hacer. Entonces corrí. Deje las bolsas de lado y eche carrera adentrándome al bosque. Necesito encontrar otro lugar para ocultarme.

Debo esconderme hasta que se vaya.

Escuché como les ordenó quedarse donde están y solo podía sentir sus pasos detrás.

Está persiguiéndome.

—Tal vez no deberías hacer eso, me encantan los juegos de caza—grito a mis espaldas. Maldito lunático.

En algún momento deje de sentirlo, no supe en donde se ha metido. Volteé de un lado a otro y nada. Cuando regrese la vista al frente di contra su rostro. Grite del susto. Tomo mi cintura y levanto mi cuerpo arrojándolo a su hombro derecho. Así como lo hace el panadero con sus sacos de harina.

—¿Qué crees que haces? Suéltame imbécil— grite desesperada. No va a dejarme ir. Pude sentir los fuertes latidos que emite mi corazón.

Patalee lo más fuerte que pude mientras grito histérica. Necesito volver. Los niños.

De repente los demás se acercaron y veían la escena impresionados. Y yo aquí tratando de bajarme. Entonces se me ocurrieron las únicas palabras que jamás en mi vida creí decir y sé que el arrepentimiento será lo peor, aquello que atormente mi existencia, pero los niños necesitan de mí.

—Te rechazo— di la primera palabra. No sé cómo funcione para los lobos. Pero para los míos, basta repetirlo cinco veces. Volví a decirlo otra vez y sentí el corazón quemarse. Duele. Mucho.

Él cayó en una rodilla y todos se acercaron asustados a verlo.

—DUERMELA, JACOB—ordeno. —AHORA.

No, por favor no. Necesito volver a la cueva. Sentí los párpados pesados y el cuerpo demasiado flojo.

Perdón Malec, hoy no podré volver.

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Jackson

Llevamos ya dos semanas intentando encontrar el origen de este árbol. Recuerdo cuando era pequeño a mamá decir que era el origen de todo. Ese árbol representaba la vida de la naturaleza un hermoso árbol de cerezo. Con sus flores rosas tan hermosas dejando cautivado a cualquiera, incluyéndome.

Solía desaparecer, escaparme de casa para verlo. Mi madre lo protegía demasiado, ella decía que si tenía que dar su vida lo haría. Al final si lo hizo y no por ese propósito. Tenía dos cosas valiosas en este mundo y cabe aclarar, mi padre no era una de ellas.

ScarletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora