Mi primer día de universidad en Bélgica fue emocionante y lleno de expectativas. Estaba un poco nerviosa por cómo sería mi experiencia en un país extranjero, pero también estaba emocionada por comenzar mi carrera en ingeniería aeroespacial. Cuando llegué al campus, me sentí abrumada por la cantidad de estudiantes y la diversidad cultural que había a mi alrededor. Me di cuenta de que no era la única musulmana allí, lo cual me hizo sentir más cómoda y acogida. Durante una de las clases, noté a un chico musulmán sentado a mi lado. Era encantador y muy guapo. Decidí presentarme y entablar una conversación.
-Hola, soy Jinan, ¿y tú? — le dije con una sonrisa.
-Omar — respondió él, devolviéndome la sonrisa —¿Estás estudiando ingeniería aeroespacial también? — Asentí emocionada. Aunque la pregunta sea una tontería. Es obvio que estudio ingeniería aeroespacial, estamos en la misma clase.
-Sí, es mi pasión. ¿Y tú? — Mi pregunta también es un poco estúpida. Pero no sabía qué más decir.
-Yo también — dijo Omar. — Es genial encontrar a alguien con intereses similares aquí.A medida que conversábamos, descubrimos que teníamos mucho en común. Ambos éramos musulmanes practicantes y compartíamos los mismos valores y creencias. Hablamos sobre nuestras familias, nuestras metas y sueños, y cómo equilibrar nuestra fe con nuestros estudios.
20:30
Salgo a la calle en una noche de invierno y el frío me envuelve de inmediato. El viento cortante se cuela entre mis ropas y me hace temblar. Mis manos se vuelven rígidas y mis mejillas se enrojecen por el contacto con el aire gélido. Cada paso que doy parece más difícil, como si el suelo estuviera cubierto de hielo.Mis pensamientos se centran en llegar a casa de mis abuelos, donde sé que me espera un refugio cálido y acogedor. Camino con prisa, buscando el calor que sé que encontraré allí. Cada vez que el viento sopla más fuerte, me apresuro aún más, deseando sentir el abrazo de la calefacción en mi piel. Finalmente, llego a la puerta de la casa de mis abuelos y al entrar, el contraste es abrumador. El aire caliente me envuelve y siento cómo mi cuerpo se relaja al instante. La sensación de calidez se extiende por todo mi ser, disipando el frío que me había acompañado en la calle. Me quito los abrigos y siento cómo mi cuerpo se descongela lentamente. Mis dedos, antes entumecidos, recuperan su movilidad y puedo sentir el calor regresar a mis mejillas. Me siento genial, como si hubiera vuelto a la vida después de estar sumergida en un mundo de hielo. El ambiente en la casa de mis abuelos es acogedor y reconfortante. El olor a comida casera y a leña quemada llena el aire, creando una atmósfera hogareña. Me siento a gusto, rodeada de muebles cómodos y decoraciones familiares. Es como si el frío y la oscuridad de la noche se hubieran quedado afuera, mientras que aquí dentro reina la calidez y la luz. Me siento agradecida por tener un lugar al que llamar hogar, donde puedo refugiarme del frío y encontrar consuelo. La casa de mis abuelos se convierte en un santuario, un lugar donde puedo relajarme y recargar energías. Me siento afortunada de tener este refugio en medio de un invierno implacable.
En ese momento, me doy cuenta de lo importante que es el calor humano y el amor de la familia. No solo me siento físicamente cálida, sino también emocionalmente reconfortada. Estar aquí, rodeada de mis seres queridos, me hace sentir protegida y amada. Así que me siento genial, disfrutando de la calefacción y el calentito ambiente de la casa de mis abuelos. Me siento agradecida por este refugio y prometo aprovechar al máximo cada momento que pase aquí, sabiendo que es un regalo en medio de un invierno frío y despiadado.
Al subir a mi habitación, decido llamar a Omar.
-Hola Omar ¿Cómo estás?
-Hola Jinan, Estoy bien, gracias. ¿Y tú? — Responde
-Estoy bien también, gracias. Quería hablar contigo sobre algo que me ha estado preocupando últimamente.
-Claro, Jinan. Estoy aquí para escucharte. ¿Qué está pasando?
- Bueno, como sabes, soy musulmana y últimamente he estado reflexionando mucho sobre lo que significa para mí ser musulmana en el mundo actual. A veces, siento que hay muchas expectativas y estereotipos asociados con nuestra religión.
- Entiendo perfectamente lo que quieres decir, Jinan. También he experimentado esas sensaciones. Es desafiante enfrentarse a los prejuicios y a veces se siente como si tuviéramos que justificar constantemente quiénes somos.
-Exactamente, Omar. Me alegra que entiendas. A veces, me siento atrapada entre querer expresar mi identidad musulmana y, al mismo tiempo, no querer ser juzgada o tratada de manera diferente por los demás.
- Es una lucha constante, pero recuerda que no estás sola en esto. Muchos de nosotros nos enfrentamos a los mismos desafíos. Ser musulmán no significa que tengamos que renunciar a nuestra individualidad o a nuestras aspiraciones. Podemos ser fieles a nuestra fe mientras nos esforzamos por alcanzar nuestros sueños.
-Gracias por recordármelo. A veces, me es difícil mantenerme firme en mis creencias cuando siento que estoy nadando contra la corriente. Pero hablar contigo me da fuerzas para seguir adelante.
- Me alegra poder ser de ayuda. Recuerda que, en última instancia, lo más importante es ser auténtica contigo misma y encontrar un equilibrio entre tu fe y tus metas personales. Eres fuerte y capaz de superar cualquier obstáculo que se te presente.
-Gracias por tus palabras de aliento. Me siento afortunada de tener a alguien con quien puedo compartir mis pensamientos y sentirme comprendida.
-Siempre estaré aquí para ti, Jinan. Podemos superar cualquier adversidad y mostrar al mundo la verdadera belleza y diversidad del islam. Estoy orgulloso de ser tu compañero y amigo.
-Gracias, Omar. Significa mucho para mí.Esa noche fue cuando me dí cuenta. Cuando me di cuenta de que estaba empezando a sentir algo por mi compañero de clase, una mezcla de emociones contradictorias me invadió. Por un lado, estaba emocionada y feliz de experimentar nuevamente esos sentimientos especiales, pero por otro lado, sentía miedo y una gran dosis de cautela. La última vez que me enamoré, me rompieron el corazón en pedazos. Fue una experiencia dolorosa que me dejó con cicatrices emocionales difíciles de sanar. Desde entonces, he sido cuidadosa al abrir mi corazón y permitir que alguien se acerque demasiado. Me asustaba volver a experimentar el dolor y la decepción que sentí en el pasado. Pero a medida que pasaba más tiempo con mi compañero de clase, no podía evitar sentir una conexión especial entre nosotros. Su sonrisa iluminaba mi día y su presencia me hacía sentir segura y comprendida. Cada conversación, cada risa compartida, solo aumentaba mi atracción hacia él. Sin embargo, esos sentimientos me llenaban de dudas y miedos. Me preguntaba si era demasiado pronto para dejar que alguien más entrara en mi vida de esa manera. Temía que esto pudiera ser solo una ilusión, que al final me lastimara nuevamente.
Intenté analizar cada palabra, cada gesto, buscando señales de que él también pudiera sentir lo mismo por mí. Pero me encontraba atrapada entre la esperanza y el temor de ser vulnerable una vez más. Me preguntaba si realmente merecía la pena correr el riesgo de enamorarme de nuevo. A medida que luchaba con mis emociones, me di cuenta de que proteger mi corazón era importante, pero también lo era permitirme la oportunidad de encontrar la felicidad. Aunque tenía miedo, decidí darle una oportunidad al amor y dejar que mi corazón se abriera nuevamente. No sabía cómo iba a terminar esta historia, pero sabía que no podía dejar que el miedo controlara mi vida. Siempre existe la posibilidad de que me lastimen de nuevo, pero también existe la posibilidad de encontrar un amor verdadero y duradero.
Así que, con cautela pero con esperanza, decidí enfrentar mis miedos y permitirme sentir. Sabía que merecía el amor y la felicidad, y que solo al arriesgarme podría encontrarlos. Estaba lista para darle una oportunidad a mi corazón, y esperaba que esta vez el destino me trajera un amor que valiera la pena.

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In sha allah
RomanceEn el pintoresco pueblo de Jinan, un encuentro casual con el enigmático Reda desata una historia de amor apasionada. Pero cuando la familia de Reda desaparece sin dejar rastro, el destino se tuerce. Dos años después, Jinan intenta sanar en Bélgica...