Cartas que nunca te entregué IV

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Jinan,

Es difícil encontrar las palabras adecuadas para expresar todo lo que ha pasado . He sujetado el bolígrafo en mis manos, reflexionando sobre cómo debería escribir estas líneas, y he llegado a la dolorosa conclusión de que es necesario ser honesto contigo, incluso si la verdad te duele.

Hace dos años, cuando me mudé a Bélgica, cada día llevaba conmigo la esperanza de que pronto volveríamos a encontrarnos. Me aferraba a la idea de cumplir las promesas que hicimos juntos: construir una familia, explorar el futuro que veíamos de jóvenes. Mi amor por ti ha sido el faro que me guió en este viaje, y cada día reafirmaba mi compromiso contigo.

Sin embargo, la vida, en su manera impredecible, ha arrojado obstáculos inesperados en mi camino. La familia de Tasnim, como una sombra oscura, ha irrumpido en mi casa con una propuesta que, sinceramente, nunca deseé aceptar. Quiero que sepas que en lo más profundo de mi, he resistido, he luchado contra las expectativas que intentaban desviarme de nuestro camino.

He deseado, más que nada, escribirte estas líneas con un tono diferente, lleno de promesas y planes para el futuro. Pero Jinan, la realidad es terca, y a veces, los sueños se desmoronan ante nuestros ojos. Necesito decirte algo que nunca pensé que tendría que decir: he decidido seguir adelante sin mirar atrás.

No quiero que veas esto como una traición, sino como una rendición a la realidad que enfrento aquí. El peso de la distancia y las circunstancias ha resultado abrumador. He sostenido estas promesas como un tesoro, pero el tiempo y las decisiones que se me imponen han creado grietas en lo que alguna vez fue un compromiso inquebrantable.

No puedo negar que las lágrimas se mezclan con estas palabras mientras las escribo. Me duele profundamente despedirme de lo que una vez fuimos, de los sueños que compartimos y de la mujer que siempre ocupará un lugar sagrado en mi corazón.

No sé qué depara el futuro, y la incertidumbre pesa sobre mí. La vida sigue, y a medida que avanzo, espero que encuentres el amor, la felicidad y la paz que mereces. Quiero que sepas que siempre llevaré en mi corazón los recuerdos de nuestro amor, de las risas compartidas y de los sueños que una vez fueron nuestra realidad.

Esta carta no es un adiós definitivo, pero sí un reconocimiento de que nuestras vidas toman caminos diferentes. Si alguna vez nos volvemos a encontrar en el cruce de esos caminos, espero que sea con sonrisas y comprensión en lugar de lágrimas y despedidas.

Cuida de ti misma, Jinan. Eres fuerte, guapa y mereces todo el amor que el mundo puede ofrecer.

Con amor siempre,

Reda

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