Las semanas se deslizaban sin sentido, un perpetuo letargo que me mantenía atrapado en la penumbra de mi propia culpa. No podía esbozar una sonrisa, vivir se volvía un acto mecánico, sin sustancia ni alegría. El accidente de Jinan, mi culpa, un peso que me arrastraba al abismo.
Jinan yacía en coma, su rostro tranquilo, pero su situación resonaba como un eco de mi error. Había sido yo quien, en un momento de imprudencia, le había confesado sobre mi compromiso con Tasnim, su prima. El nexo entre nosotros se desmoronaba, y el peso de la responsabilidad se clavaba en mi pecho.
Entonces, la llamada de Tasnim rompió el silencio opresivo. "Se ha despertado", dijo con voz temblorosa. Sin titubear, me dirigí al hospital. En la habitación, Tasnim nos dejó a solas, el ambiente cargado de tensión.
—Siento mucho lo que ha pasado — balbuceé, mirando a Jinan con ojos llenos de pesar. —Debería haberme callado, no debí contarte lo que había entre nosotros.
Jinan, con la mirada perdida en el techo, finalmente habló
—Reda, no es solo eso. La vida es impredecible, pero nuestras elecciones también lo son. No puedes cargar con todo el peso. Aunque haya dolor, no dejes que esta situación determine todoLas palabras resonaron en mi interior.
—Aunque aún sienta algo por ti, necesitamos parar todo lo que sea esto. No podemos seguir así, provocando accidentes por nuestras decisiones. No quiero ser la causa de más sufrimientoCon un gesto de comprensión, Jinan asintió, aceptando la dura realidad que se extendía ante nosotros. La culpa persistía, pero en ese momento, la necesidad de redimirnos se volvía más fuerte. Nos encontrábamos en la encrucijada de nuestras vidas, con la esperanza de que, al romper los lazos tóxicos, pudiera surgir un atisbo de sanación.
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In sha allah
RomanceEn el pintoresco pueblo de Jinan, un encuentro casual con el enigmático Reda desata una historia de amor apasionada. Pero cuando la familia de Reda desaparece sin dejar rastro, el destino se tuerce. Dos años después, Jinan intenta sanar en Bélgica...