Desperté en la penumbra del hospital, mi cuerpo aún temblando por el letargo que había sido mi compañero en las últimas semanas. La fina línea entre la vida y la muerte se desvanecía en mis pensamientos, y mientras intentaba asimilar la realidad, sentí un escalofrío recorriendo mi espina dorsal. Estaba viva, medio muerta y, sin embargo, completamente viva.
Despierto después de días en coma, sintiéndome como si estuviera emergiendo de un sueño profundo. La luz es intensa, los sonidos del hospital me rodean y me doy cuenta de que el tiempo ha pasado sin mi conocimiento. La desorientación inicial da paso a una sensación abrumadora de gratitud por estar vivo, aunque mi cuerpo débil y fatigado me recuerda la fragilidad de mi existencia. Me enfrento a la ansiedad al enfrentarme a lo desconocido que me aguarda, pero también surge una determinación interna para abrazar la recuperación con valentía. Las visitas de seres queridos son como anclas emocionales, brindando consuelo en medio de la incertidumbre. Las preguntas sin respuesta y la adaptación a esta nueva realidad generan una montaña rusa de emociones, pero estoy decidido a enfrentar este capítulo con fuerza y optimismo.
Reda estaba allí, su mirada cargada de pesar, pero también de determinación. Sus palabras resonaban en mi mente como un eco distante de la tarde fatídica del accidente. "Debemos cortar cualquier tipo de comunicación, Jinan." La verdad, aunque dolorosa, se cernía sobre nosotros como un destino inevitable.
Cuando Reda se retiró, dejando tras de sí un vacío incómodo, la puerta se abrió de nuevo. Entró Tasnim, una presencia que preferiría haber evitado en ese momento. La ignoré al principio, desviando la mirada hacia la ventana, pero ella insistía en hablar.
—Jinan, necesitamos hablar — dijo Tasnim con una seriedad que hacía eco en la sala. —Sé que esto es difícil, pero no podemos seguir evitando el tema
—No tengo nada que decirte — respondí, manteniendo mi mirada fija en el paisaje urbano que se extendía más allá de la ventana.
Tasnim suspiró, acercándose con cautela.
—Entiendo que estés enfadada, pero Reda y yo no podemos eludir la verdad. Necesitamos resolver esto, ya.—Lo que necesito es estar en paz — murmure, pero ella no estaba dispuesta a dejarme en paz.
—Reda y yo también estamos sufriendo. Esto no es solo sobre ti — insistió Tasnim, su tono elevándose. — No puedes pretender que todo desaparezca mágicamente
—¿Y qué quieres de mí, Tasnim? — La impaciencia tintaba mi voz. —No quiero seguir hablando de esto. Solo déjame en paz.
—No puedo hacer eso, Jinan. Estamos conectados, ya sea que lo aceptes o no. Tienes que enfrentar la realidad y superar esto — insistió Tasnim, sus ojos buscando los míos con intensidad.
—No necesito tu consejo ni tu compasión — le dije con firmeza. — No quiero saber nada de ti ni de Reda. Ya he superado a Reda.
—Espero que eso sea verdad, Jinan — dijo Tasnim con una expresión inescrutable. — Pero recuerda, el primer amor nunca se olvida por completo. Así que aléjate de él.
La puerta se cerró tras ella, dejándome sumida en un silencio cargado de emociones encontradas. La habitación del hospital se volvía más pequeña, mi corazón más pesado, mientras intentaba procesar el torbellino de sentimientos que acababan de desatarse.
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In sha allah
RomanceEn el pintoresco pueblo de Jinan, un encuentro casual con el enigmático Reda desata una historia de amor apasionada. Pero cuando la familia de Reda desaparece sin dejar rastro, el destino se tuerce. Dos años después, Jinan intenta sanar en Bélgica...