Capitulo 1

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Colorado, 1889

Bajo el tibio sol de primavera, Sasuke cerró los ojos por unos segundos.

Solo quería descansar unos minutos bajo las ramas del gran árbol que había tras su casa. Era su lugar favorito del jardin, pues no solo le ofrecía la comodidad de la sombra, sino una privacidad que el adoraba.

Suspiro somnoliento y se dijo que solo permanecería ahí un instante más, pero la pesadez de su cuerpo negaba su voluntad.

Se sentia cansado al apenas haber dormido esa noche, y el calor de la mañana hacia que se sintiera más decaído de lo normal. Su falta de sueño no se debía al insomnio o a una pesadilla que lo hubiera mantenido despierto, como en otras muchas ocasiones, sino a que se había levantado antes del amanecer para tenerlo todo listo.

No importaba que hoy fuera domingo y por lo tanto se considerara un dia de descanso. Para Sasuke, todos los días de la semana eran iguales, pues cada uno de ellos estaba repleto de tareas que debía realizar.

Hoy por ejemplo, su madrastra se habia empeñado en que hiciera un asado, seguido de una tarta de merengue. La favorita de su hija Shion. Una muchacha egocéntrica que se pasaba el día bordando y tumbada al fresco junto a su madre, mientras Sasuke se ocupaba de todos los labores.

Sasuke sabia que tras la muerte de su padre, hacia ya cinco años, se había quedado sin nadie en el mundo que la cuidara. No tenia familia que quisieran hacerse cargo de el, ni un lugar al que ir que no fuera la casa donde había nacido y que siempre creyó que seria suya.

Pero todo eso cambió cuando su padre se casó con la omega viuda, Shimizu y la trajo a la casa.

Desde el primer instante, Miroku Shimizu nunca fue una madre para Sasuke, como tampoco fue un hermano para ella, su hija Shion. Siempre lo consideraron como un intruso en su propia casa, cuando habían sido ellas las que habían llegado sin nada más que sus maletas.

Por supuesto, su padre nunca se enteró del desagrado de Miroku por su nuevo hijo, pues aquella tomaba buena precaución de que él no lo notara. Fue sobre todo tras la muerte del hombre, cuando Miroku dejó de andarse con tapujos y convirtió a Sasuke en el criado.

Según Miroku, Sasuke tenia que ganarse su sustento con su trabajo si no queria verse en la calle, y por eso debía ocuparse de la limpieza de la casa, el mantenimiento de la ropa, la cocina y hacer la compra para abastecer la despensa. Así como atender a los caprichos de las dos omegas.

Si bien el trabajo era duro, peor eran las humillaciones. Algo que cada vez se le hacía más dificil.

Elevando su vista al cielo, Sasuke deseó que su padre aún siguiera con el, pues desde su muerte cada día había sido un verdadero infierno.

Solo los domingos mientras las omegas iban a la iglesia, Sasuke tenia unos minutos para sentarse bajo el árbol, pero temía que cuando su orondo y maleducado vecino lo descubriera, solo le quedaría permanecer encerrado en su cuarto.

Un vecino mucho mayor que el, y que no había dejado de atosigarlo desde la muerte de su padre. Sin lugar a dudas, él sabía que ahora no tenía a nadie que lo protegiera, y no perdía la oportunidad de arrinconarlo siempre que tenia ocasión.

A su madrastra y a Shion esta actitud las hacía reir, alegando que un omega como Sasuke no se merecia nada mejor que ser la puta del apestoso vecino. Y así, mientras pasaban los dias, Sasuke trató de mantenerse apartado de la vista de ese hombre y salir lo menos posible a la calle.

Si por lo menos alguien del pueblo se preocupara por el y le diera trabajo... Pero lo había intentado todo y nadie quería enemistarse con Miroku. Solo y sin dinero, no tenía más remedio que asentir a todas sus demandas, aunque por dentro ardiera de rabia.

Mi esposo inesperado (Narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora