capitulo 2

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Naruto miró el ganado que pastaba tranquilo por la llanura y se movió inquieto en su caballo.

Una vez más, habían faltado reses en el recuento y, tras buscarlas, las encontraron muertas sin motivo aparente.

Tanto el veterinario como él sospechaban que habían sido envenenadas, pero no habia plantas venenosas en sus tierras y no había manera que estas se hubiesen intoxicado de forma accidental, ¿pero qué otra explicación había?

Aunque a veces se producían accidentes, algo normal en un rancho ganadero, nada indicaba que fuesen provocados.

Por no mencionar que Naruto no tenia ningún enemigo. O por lo menos, ninguno que él supiera.

Recordó que hacía años, cuando Hinata y su hijo aún vivian, también comenzaron a suceder pequeños incidentes sin sentido, pero estos solo duraron unos meses.

De pronto, la melancolía se volvió a apoderar de él, como le ocurria cada vez que recordaba a su esposa y a Boruto. Habían transcurrido cuatro años desde sus muertes, pero él seguia sintiendo el mismo dolor que cuando los habia encontrado muertos.

Desde ese dia ya nada era igual. Antes le encantaba trabajar en el rancho. Para él, no había nada mejor que sentarse encima de su caballo mirando sus tierras y su ganado.

Y entonces, todo cambió.

Ahora ni siquiera estaba seguro que el rancho valia la pena. Su vida habia dado un vuelco hacia solo dos años. Toda la esperanza que habia tenido para el futuro, desapareció de repente. La risa, el amor y la luz se habían ido.

Había tratado de seguir adelante, aunque no lograba encontrar un motivo.

Un profundo suspiro escapó de sus labios antes de que se pasara la mano por el pelo, que le llegaba hasta los hombros. Había tenido la intención de cortarselo meses atrás, pero no lo había hecho.

Cansado de su apatia, espoleó su caballo y cabalgó de vuelta al rancho. De nada servia permanecer ahi parado observando pastar al ganado. No encontraba consuelo en ello, sin embargo, después de recordar a su esposa y a Boruto, lo que de verdad le apetecía era tomar un trago. Con ese deseo en mente, azuzó su montura y regresó a la casa.

Una vez alli, se dirigió a los peones y les dio el resto del dia libre. Después fue a ver a su capataz. Un buen hombre que llevaba más de nueve años trabajando con él.

- Gaara -le llamó Naruto cuando lo vio junto a los caballos. Les he dicho a los hombres que pueden dejarlo por hoy.

Gaara simplemente asintió, algo normal en él, pues era conocido por no usar más de tres palabras seguidas.

-Si todo está bien por aqui...-dijo Naruto -voy a ir un rato a Rosebud a tomar algo.-

Ante el silencio del capataz, Naruto se tensó. Sabía que tanto a este como a su buen amigo Shikamaru no les gustaba que él bebiera, pero ya era mayor para que se lo impidieran.

De hecho, lo único que habían conseguido con sus caras largas era que dejara de beber por las noches a solas, y ahora lo hacía únicamente en el pueblo y cuando lo necesitaba.

-¿Quieres acompañarme a tomar un whisky? -le preguntó con la esperanza de que dejara de mirarle como si acabara de cometer un asesinato.

-Estoy agotado-respondió Gaara.

Fue lo único que dijo antes de volverse y dar por terminada la conversación.

Si bien era cierto que Naruto daria su vida por él, también era cierto que a veces le exasperaba tanto que deseaba golpearlo hasta dejarlo inconsciente. Como lo deseaba ahora.

Mi esposo inesperado (Narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora