Heather 2.0

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Katsuki suspira agotado mientras se recarga en su escritorio y ve a lo lejos a los extras de su salón charlar animados.

Entre todos ellos, en el ángulo perfecto de su mirada, sólo es capaz de ver a Izuku. Es como si el de ojos verdes fuera envuelto en un aura dorada que lo destaca entre los demás insignificantes a los que regalaba su atención.

Le gusta mucho, hace mucho que le gusta.

Su manera de verlo cambió a raíz de la guerra y lamentablemente tuvo que morir unos instantes para que aprendiera a valorar todas las cosas que día a día daba por sentadas, entre ellas, a Izuku.

De esa guerra habían pasado dos años, lo que significaba que todo había cambiado para todos ellos. Incluso se habían vuelto buenos amigos a pesar que él apreciaba más que como simple amistad todos y cada uno de los momentos que pasaba con Izuku.

Y entre todas esas cosas, el nerd había comenzado a salir con la cara redonda.

Aún recuerda con viveza dolorosa el momento en que se enteró.

Estaban jugando videojuegos en la sala común. Era una noche de sábado en la que la mayoría del grupo se había ido a pasar el fin de semana a sus hogares y ellos habían aprovechado la sala libre para desvelarse jugando juntos. Esa era una acción que su yo del pasado no se hubiera permitido, sin embargo, la guerra lo hizo apreciar hasta esos pequeños detalles y entender que divertirse también vale la pena.

Katsuki acababa de perder la partida, por lo que refunfuñando miraba a la pantalla, mientras que Izuku se reía entretenido celebrando su victoria. Le gustaba verlo sonreír, pero odiaba perder, así que ante la humillación de haber sufrido una derrota, decidió que lo mejor era dejar de jugar y poner una película.

En su mente era el escenario perfecto para pasar el resto de la noche con su amor platónico. Incluso preparó palomitas acarameladas -aunque él siempre las prefería picantes- mientras el de ojos verdes ponía en pantalla su película de All Might favorita.

Las cosas marchaban bien y cuando el pecoso le prestó su suéter cuando la noche empezó a helar y se percató de que él olvidó el suyo, pensó que quizá podría llegar a declararse ese tres de diciembre.

Sin embargo, mirando a la pantalla, sonriendo a la nada, Izuku pronunció las palabras:

《Le pediré a Uraraka-san que salga conmigo. Me gusta desde el primer año y todo lo que hemos pasado me ha enseñado a aprovechar el momento.》

Fue como sentir que una daga nuevamente atravesaba lentamente su corazón, dejándolo moribundo y olvidado.

Sin embargo, apenas pudo responder un 《Bien》 frío y sombrío que probablemente pasó desapercibido para los oídos del pecoso que no devolvió nada como respuesta.

Lo que vino después solo fueron pequeños momentos en los que los pedazos de su nuevo corazón se pulverizaban.

Izuku sonriendo como idiota cada que veía a la chica.

Izuku prestando su suéter favorito a la chica. Ese mismo que le había prestado a él.

Izuku hablando de ella como la más grande de las maravillas.

La culpa de lo que eso causaba en él no era de Uraraka, eso lo tenía presente, pero no podía negar que había desarrollado una ligera envidia y recelo hacía ella.
Sentimientos ruines que, por supuesto, ocultaba como un profesional cada que Izuku llegaba a su lado anunciando un nuevo acontecimiento que le hacía feliz.

Historias Katsudeku/DekukatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora