Pieza del puzzle - 「勝デク」▪︎3/3

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—Tres años tarde, Deku.

Esa voz... esa era la voz que recordaba a la perfección, la misma que estaba grabada a fuego en su memoria y que durante tres años no había escuchado.

Miró sus ojos, ese benditos ojos rojos eran los mismos que toda su vida había visto con admiración pero que ahora le provocaban una sensación de reencuentro inexplicable. Miró su cabello, apreciando su color rubio y el estilo desordenado que siempre tuvo. Era él, tal como lo recordaba.

Se pellizcó para saber que lo que veía era real, tan real como el golpeteo en su pecho, y dejó ir un suspiro cuando se dio cuenta de que no estaba en un sueño.

Su corazón se aceleró aún más mientras, cual niño que da sus primeros pasos, se acercó tambaleante hasta él. Su voz aún seguía recluida en su garganta, pero por sus ojos las lágrimas ya expresaban lo que sentía.

—Tan llorón como siempre—le comentó el rubio, aunque no se sintió ofendido y en su voz había una mezcla de melancolía y algo más que no era enojo.

—K-kacchan, realmente eres tú...—susurró cuando su voz le dio permiso. En cuanto pudo, se limpió las lagrimas con las mangas de su abrigo.

Por su parte, el aludido sintió su piel erizarse, jamás fue plenamente consciente de lo mucho que extrañó ese apodo, ese jodido e infantil apodo.

—Y realmente eres tú—respondió, invitándolo con la mirada a sentarse a su lado.

Izuku, algo inquieto, aceptó la invitación y se dejó caer a su lado, a una distancia demasiado grande gracias a su nerviosismo. ¿Qué se suponía que debía decir en ese reencuentro?, ¿cómo evitaba llorar de nuevo?

—Y bien... ¿co-cómo te ha ido?—preguntó, nervioso—. Lo último que supe de ti fue que habías entrado a trabajar a la empresa de Endea...

—De la mierda—contestó antes de que pudiera terminar su preguntar. Algunas cosas nunca cambiaban—. Digo, el trabajo está bien y los viejos también y blah, blah, blah. Lo que es una mierda es mi relación con Ejiriou.

Los ojos verdes se abrieron a todo lo que daba, a la par que una molestia nacía y se hacía fuerte en su interior. Comprender por qué el pelirrojo un día dejó de hablar con él le cayó como un balde de agua helada.

—¿Ki-Kirishima-kun? ¿Él y tú...?—un nudo se formó en su garganta, impidiendo que siquiera pudiera preguntarlo. Sabía que era egoísta sentirse de esa manera considerando que él también estaba en una relación, pero no podía evitarlo, menos cuando se trataba de un ex-compañero de clase.

—Sí—respondió, con cierta culpa que sólo él sintió. Acto seguido se recargo sobre sus palmas y miró al muchacho sentado a su derecha. Ni él mismo sería capaz de explicar lo que sintió en ese momento y por qué parecía quitarle una carga de encima.. Lo único que tenía claro era que todos los resultados de sus intentos por superar las cosas, si es que habían existido, acababan de irse al traste—. Pero lo mandaré al diablo.

—Vaya, eso explica por qué dejó de ser mi amigo, pero... ¡Espera! ¿¡Dijiste que terminarías con él!? ¿¡Por qué!?

—Tsk, le dije que no lo hiciera.

—¿El qué?

—Dejar de hablarte, le dije que no fuera idiota porque seguramente tú te preguntarías mil veces por qué simplemente se alejó sin decir nada—confesó, haciendo que Izuku abriera y cerrará la boca como si fuera un pez. Kacchan estaba equivocado, siempre pensó que el pelirrojo simplemente se alejó porque siguió con su vida, pero le sorprendía que el rubio se anticipara a los hechos cuando se trataba de él—. Una razón más para mandarlo al diablo.

Historias Katsudeku/DekukatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora