7月15日 🎂

197 25 3
                                    

Katsuki POV

Me lleva el diablo.

Se supone que hoy actuaría como si no me importaras. En teoría, actuaría como siempre.

Pero no puedo, no puedo cuando sonríes de esa maldita manera mientras los extras te felicitan.

Aprieto los puños bajo la mesa con la intención de controlar mi ansiedad, pero me cuesta trabajo cuando veo a cara redonda y al bastardo bicolor abrazarte al mismo tiempo mientras el aburrido delegado parlotea cosas acerca de un nuevo año y nuevas responsabilidades.

Apenas puedo contener mi inquietud y mi mal humor aumenta cuando la cara redonda te dice que te ha preparado un pastel de fresas y acto seguido de pone a flotar en el aire por la vergüenza. La tipa rana la alcanza con su lengua mientras tú ríes y agradeces con las mejillas pintadas de carmín.

Me purga, no porque no quiera que nadie se te acerque ni te felicite, mucho menos por esta fiesta improvisada que se ha montado durante la cena, eso es lo de menos, sino porque... quisiera ser yo quien esté en sus lugares.

Quisiera también levantarme de mi jodido asiento y atravesar la sala sólo para abrazarte, pero el enorme muro que durante tantos años levanté me impide hacerlo.

Y además, últimamente han existido rumores.

Rumores que te emparejan con la misma tipa que hace unos segundos flotaba en el aire y ahora aplaude contenta al verte dar el primer bocado al postre. No sé qué tan cierto sea lo que se dice, pero de ser verdad, sólo podría atinar a alejarme más. Además, pareces gustar mucho del pastel de fresas que hizo aún cuando habitualmente prefieres mil veces el de chocolate, así que si eso no está relacionado con los rumores, ¿entonces qué carajos significa?

A continuación se acerca la tipa del departamento de apoyo. No sé en qué maldito momento llegó y por qué parecía saber de la fiesta para ti, pero giro la mirada cuando te abraza con fuerza y tú enrojeces al quedar en una postura comprometedora con ella.

No soporto más la situación y me levantó bruscamente sin decir nada. La única ventaja de hacerlo es que nadie me cuestiona por nada, pues todos están tan acostumbrados a mis desplantes que uno más se les hace normal.

Rodeó la sala, dirigiéndome a mi habitación con la intención de encerrarme hasta relajarme, pero tu mirada curiosa sobre mí me complica las cosas y me entrecorta la jodida respiración.

Llegó a mi habitación y cierro con pestillo para luego escurrirme contra la puerta y mirar mi entorno a oscuras. Pronto decido que eso es demasiado patético para mí y me dirijo a la ducha, donde me enjuago los restos de inquietud y espero que la bruma mental se vaya con el jabón.

Al salir, aún con el cabello húmedo pero la mente más tranquila, me detengo en seco al ver el pequeño saco que reposa sobre mi mesa de noche.

Son los chocolates que preparé para ti.

Los hice porque tú hiciste unos para mí en mi último cumpleaños y me rehuso a dejar que me ganes en preparar unos jodidos chocolates tan buenos. Me costó trabajo encontrar la receta perfecta basándome más en tus gustos que en los míos, pues tú eres más empalagoso y yo... bueno.
Como sea, fue complicado, pero una vez seleccioné la receta, me encargué de prepararlos de tal manera que sé que no habrá forma de que me superes de nuevo.

Y quizá, realmente sólo quería darte un presente.

Maldición. Sé que soy complicado y no sé expresar mis verdaderos sentimientos -de hecho curiosamente hace relativamente poco me enteré que existe un término para eso, tsundere. Supongo que soy algo de eso-, pero realmente me dejé la piel preparando ese estúpido postre y ahora no sé si debería dártelos o no.

Historias Katsudeku/DekukatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora