6

127 15 0
                                    

Caminaba tranquilo, muy lejos de los humanos y los mobians. Aprovecharía y buscaría algún punto de energía caos para tener un remplazo de su Esmeralda.

El fantasma veía todo maravillada. Recordó como le enseñaba los libros de fauna y flora con tanta emoción, quería volver ver todo aquello y... Aunque las circunstancias eran otras... Parecía disfrutarlo.

-Shadow, todo esto es maravilloso.- Sus manos estaban llenas de todo tipo de flores.

Se preguntaba como se vería todo aquello fuera de su perspectiva.

-Aún hay más, después te llevo a un prado.- Los zafiro se iluminaron, ansiaba ver eso-. Angel Island también es hermoso, te encantarán los Chaos.

-¿Angel Island?-

Shadow se detuvo y luego la vio. La chica no soltaba las flores y sus ojos habían adquirido un pequeño brillo, un brillo curioso. Su delicada mano tomó una pequeña camelia blanca dentro del monton y se acerco hasta el erizo, colocando la flor en una oreja, atorando el tallo entre sus púas

-Te ves precioso, Shadow.- Sonrió y los ojos de Shadow reflejaron un bonito brillo.

Un brillo que había perdido y poco a poco había estado regresando.

Se había resignado hace mucho tiempo que viviría solo, que no importaba si vivía o moría, pero ahora se estaba determinando una gran meta.

-Hay que seguir, estamos cercas.- Ofreció su mano. Al parecer, podía tener total contacto con ella. María acepto y lo siguió a lado.

Podía sentir el calor de la mano enguantada, aún por sobre la tela. Recordó aquellos días en donde sólo estaban ellos dos y se acompañaban de esa forma. Tomando sus manos e imaginando como seria su visita a la tierra.

Caminar hasta un lugar sin la luz de los edificio o que algún mobian pudiera interrumpir era difícil, pero no cuando vivías en el bosque y sólo caminabas menos de dos horas.

Era bueno seguir teniendo las zapatilla que normalmente usaba para su Extreme Gear, no hubiera soportado sus Air Shoes y menos si no tenia la suficiente energia caos para usarlos, habían sucedido varias cosas ese día.

-Llegamos.-

Juntos observaron al rededor. Shadow buscaba soledad para poder seguir hablando cómodamente. María buscaba la maravilla en todo aquel verde.

-Shadow, aquí no hay nada.- Y el erizo no pudo evitar reír-. Oye, ¿Me trajiste a burlarte de mi?

-Sólo espera.-

El Sol bajaba lentamente y luego... Todo se volvió naranja. María veía maravillada las nubes ligeramente teñidas, el Sol escondiéndose tan lentamente, aquel naranja tan hermoso y extravagante. Vio hacia el híbrido, también estaba teñido por aquel color y la flor olvidada en su cabeza de igual forma.

Y Shadow le sonrió. Sonrió sincero y especial mostrando sus colmillos, de esas únicas veces que si alguien pudiera ver, creería que se abecinaba el tan trágico futuro que tanto había mencionado Silver.

Shadow pidió que se sentarán en el pasto, seguía tibio, la rubia acomodo las flores frente a ellos. El Sol se alejaba junto con los últimos destellos y llego la oscuridad.

Hermosos y pequeños puntos centelleantes en todo aquel telón negro. Un grito emocionado se escucho a lado del erizo que seguía sonriendo, orgulloso de haber tenido la idea.

-¡Shadow! ¡Esto es hermoso!-

-Bienvenida a la tierra, Maria.- La miraba enternecido, viendo como los zafiros, de alguna forma, reflejaban las estrellas.

Y algo azul vio parte de esa escena.

Una extraña compañía. (Sonadow/Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora