Capítulo 26

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—Aloy... —tartamudeó tragando saliva nervioso— Hay una última cosa que... llevo tiempo queriendo decirte. —ella se volvió hacia Avad al escuchar su nombre y lo miró. La luz iluminaba su rostro y sus profundos ojos castaños adquirieron un brillo especial. Su ropa destellaba luces doradas y sus mejillas se habían sonrosado. Se le veía tan elegante y su mirada expresaba su total sinceridad. Él no se escondía, no le ocultaba nada— Verás... n-no sé cómo decirte esto... pero... necesito aclararlo... —Avad levantó la vista para encontrarse con su mirada mientras apretaba con ambas manos la tela de su pantalón blanco, en la zona de la pierna derecha. Sin querer sus rostros se habían acercado mucho. Demasiado. Tanto, que tuvo que reprimir sus ganas de besarla apretado sus labios, esforzándose en no bajar la mirada de sus ojos. Sus iris verdes brillaban alumbrados por el sol de manera que parecía que emitían luz propia. Por un momento se perdió en su mirada sintiendo mucha paz. Una paz que solo sentía cuando estaba a su lado. Fue aquello lo que le dio el empujón que necesitaba para continuar— Desde que cruzaste el umbral de mi reino supe que no eras una cazadora cualquiera, que tenías algo especial... algo que cambió mi vida por completo. —explicó gesticulando con la mano izquierda, extendiendo la palma hacia ella— Todos mis días eran monótonos y agotadores. Me veía encerrado en el palacio al igual que había estado siempre, solo que ahora se le sumaba el peso de la corona. Todo era gris y oscuro y tú... te presentaste como una luz, como una esperanza. Incluso salvaste a mi hermano y lo trajiste de vuelta a casa, bajo mi protección. El día que te vi por primera vez... sentí cómo mi corazón latía de manera diferente... Siempre que lo había sentido moverse fuerte o deprisa, había sido por algo desagradable que me causaba malestar... Pero... ese día se movía de una manera más intensa de lo que había hecho nunca y despertó en mi sensaciones que jamás había percibido. En aquel momento supe que mi vida nunca volvería a ser la misma. —ambos sintieron que la cercanía y la conexión emocional entre ellos se intensificaba con cada palabra que articulaban mientras conversaban a la luz del ocaso— Nunca olvidaré que incluso me retaste diciendo que me dedicaba a ver a los ciudadanos desde la altura de mi palacio. —ambos rieron. Luego, él volvió a poner una expresión de seriedad, denotando que lo que estaba diciendo era de gran importancia para él— Después llegó la guerra. El destino de todos dependía de lo que ocurriese durante aquellas interminables horas. Ver cómo mi ciudad se derrumbaba bajo mis pies fue... ah... desolador, pero tú estabas ahí, a mi lado, y eso de alguna manera me hizo sentir mejor. Cuando en la batalla te lanzaste a luchar contra Helis y después contra las máquinas... di por hecho que morirías peleando como la valerosa guerrera que eres. Pensar que no volvería a verte sonreír me... machacó por dentro. Me quedé ahí... sintiendo una inmensa impotencia... ¡No podía hacer nada! Pero a la vez me di cuenta de tu inigualable fuerza y tu determinación... Estabas dispuesta a dar tu vida en aquella batalla por todos... Es por eso por lo que eres una persona tan admirable, y cada vez que estoy contigo descubro algo más sobre ti, algo que aumenta mi admiración por ti, como el hecho de que aquel día estabas dando la vida por salvarnos a todos, a pesar de que estabas sola... Ese día me diste fuerzas, y la esperanza de un futuro próspero cuando parecía que todo iba a terminar. —el monarca hizo una breve pausa buscando las palabras adecuadas para seguir hablando y no fastidiarla en el último momento— Sé... sé que antes de la batalla te dije que n-no te quería, que estaba confundido por todo lo que había pasado esos días, pero realmente... yo... eh... Mira, a Ersa la quería mucho, pero al igual que a un hermano es... algo diferente y lo veo todo tan claro... Aún así lo que te dije fue... en gran parte para... alejarte y tratar de convencerme de... —las palabras comenzaron a salir torpes de su boca, pero esta vez no se iba a echar atrás como hacía siempre. Suavemente, tomó la mano de la cazadora y la envolvió con sus dedos, reuniendo fuerzas para proseguir con la voz temblándole de los nervios— De que estaba confuso y lo que sentía no... era real, y ocultar de esta manera... mis sentimientos por ti... Y de verdad que traté de olvidarte y pasar página, además, Marad se había empeñado en casarme, e intentó encontrarme una buena candidata, pero... en el fondo yo ya sabía que no estaba interesado en buscar a nadie, porque ya te había encontrado a ti... —Aloy sintió que sus mejillas se teñían de rojo— Y esto se ha reforzado ahora. Después de todo, de la batalla, de cómo me quisiste proteger la noche de la tormenta, o cómo me salvaste en el Anillo del Sol y del tiempo que hemos pasado reparando Meridian, haciendo cosas juntos, o simplemente hablando, me he dado cuenta de que... para mí eres mucho más que una amiga con un talento excepcional. No podemos cambiar nuestro pasado, pero nuestro futuro aún está en nuestras manos. Quiero dejar de pensar en que mi futuro hablaré de un yo... para poder decir un... nosotros, porque te quiero, Aloy, quiero vivir el resto de mis días a tu lado. Puede que no sea capaz de darte todo lo que mereces, pero haré todo cuanto esté en mi mano para hacerte feliz entregándote todo lo que hay en mí. Construir un futuro a tu lado es lo que más deseo, pero eso solo lo podré hacer si... si t-tú... sientes lo... lo mismo... —finalizó con la voz temblándole. Ella se quedó mirándole en silencio. Una oleada de sentimientos la sacudió abrumándola haciendo que se quedase sin saber qué decir. 'Por favor, di algo, dime algo...' resonó en la cabeza del rey— Tras todo este tiempo, mis sentimientos por ti no han cambiado... yo... te amo, y después de estos días todo lo que siento no ha hecho más que crecer, p-pero... si tú no me quieres solo... solo tienes que decírmelo y n-no te volveré a molestar nunca... nunca más. —tartamudeó nervioso para romper el horrible silencio que se había formado entre ellos, mientras apartaba la mirada. Solo quería una respuesta, fuera la que fuese.

Después de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora