Capítulo 38

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Aloy se despertó sintiendo un cosquilleo en el estómago. Esa era la última mañana antes de partir, ya que al día siguiente se irían directamente para llegar lo antes posible a Meridian. Suspiró. Sí, estaba nerviosa, eso era innegable. En el fondo, se sentía intranquila por conocer la respuesta de Teersa sobre si podría regresar o no por el territorio Nora al finalizar su misión, ya que cabía la posibilidad de que le fuese restringido el acceso si se negaba a quedarse de nuevo con ellos. A pesar de que nunca se había llegado a sentir parte de la tribu ya que durante toda su vida había sido una Paria, le preocupaba tener problemas con la tribu, o con la Matriarca, ya que lo poco que tenía era de allí...

Aunque si le diesen a elegir, claramente abandonaría las tierras Nora, apreciaba mucho a Teersa, a Teb y otros Valientes con los que había coincidido, y con quienes le gustaría seguir manteniendo el contacto aunque fuese cada bastante tiempo. Deseaba poder visitar el taller de Teb o la montaña sagrada, e incluso que Avad la acompañase. Sus pensamientos se desviaron hacia el Carja. Si le restringían el acceso al territorio Nora para siempre, Avad se sentiría mal, seguro que lo último que quería era alejarla del lugar en el que había crecido, pero ella no iba a permitir que aquellas rígidas costumbres la apartasen de él. Al menos la casa de Rost estaba fuera de las aldeas Nora, por lo que siempre podría ir a visitar su tumba.

Aún así, si nunca tenían esa conversación jamás sabría la respuesta.

—Avad... despierta. —lo llamó cariñosamente acariciando su rostro. Él comenzó a desperezarse y abrió despacio los ojos.

—Mmm... ¿Qué pasa? —gruñó aún medio dormido de tal manera que a Aloy le pareció muy tierno.

—No te lo he contado, pero... quedé con Teersa en que hoy iríamos a hablar con ella al amanecer. —respondió intentando disimular sus nervios.

—¿Y... por qué no me avisaste? —preguntó mientras se incorporaba, confundido.

—No quería preocuparte, te lo cuento cuando lleguemos allí. —dijo poniéndose en pie— Debemos salir rápido, ya casi es la hora.

Abandonaron la casa cerrando la puerta tras de sí vestidos con ropa Nora. El cielo estaba parcialmente cubierto, lo que indicaba que tal vez nevaría. Con un silbido, Aloy llamó a su montura, un galopador que se acercó corriendo hacia ellos. Al ver que se acercaba a gran velocidad, Avad se atemorizó y retrocedió un par de pasos, pero ella apoyó una mano en su hombro mientras decía que no había peligro, haciendo que él se relajase. Entonces, se montaron en la máquina y cabalgaron en dirección a la Montaña Sagrada, el lugar donde habían acordado. Al llegar a la aldea, se apearon de la montura y subieron la cuesta que llevaba al punto de encuentro. Allí aún no había nadie debido a que era bastante temprano, así que se quedaron esperando pacientemente. Entonces, Aloy decidió que era un buen momento para decirle a lo que habían ido.

—¿Ocurre algo malo? —se adelantó él, preocupado.

—No, bueno, no lo sé. —contestó. Luego, dirigió su mirada hacia el Rey Sol— El día de la fiesta, hubo un momento en el que me quedé hablando con Teersa, y... le conté... le conté que estamos juntos. —comenzó a decir. Cuando las palabras llegaron a sus oídos, el estómago del rey dio un vuelco.

—Y... ¿Qué dijo? ¿Le... pareció mal? —preguntó algo inseguro.

—En realidad no lo sé... Yo fui a pedirle que me dejase libertad para poder entrar y salir de las Tierras Sagradas sin tener problemas con la tribu ni sus reglamentos... Le dije que quería ver mundo y... estar contigo, y que eso no significase el exilio. Parecía que no iba a haber problema, pero me dijo que teníamos que hablarlo aquí.

—Pero si te nombraron Buscadora, ¿No? —señaló— ¿No implica eso que puedes entrar y salir de las tierras de los Nora sin consecuencias?

—Ya, pero era con el objetivo de curar la corrupción... Cuando acabe la misión, no sé si... el nombramiento termina. —se quedaron unos instantes en silencio, sin darse cuenta de que la Matriarca había aparecido entre las puertas del lugar sagrado.

Después de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora