Era ya por la tarde cuando llamaron suave, pero repetidamente a la puerta. Aloy escaneó en la dirección con su foco para ver quién era. Mientras abría, dijo:
—Es Ita-
—¡Avad! —exclamó el pequeño Itamen entrando apresuradamente en la habitación. Corrió en dirección a la cama y se tiró de un salto.
—¡Itamen! —el rey sonrió al verlo.
—¡Despacio Itamen! —ordenó Vanasha que recién entraba en la habitación.
—¿Qué tal estás? —preguntó abrazándolo con fuerza. El monarca lo envolvió con sus brazos de manera paternal. Aloy miró con ternura la escena pensando que, seguramente, el pequeño Carja vería al monarca más como su padre que como su hermano mayor.
—Estoy mejor. —contestó con una sonrisa.
—Estaba muy preocupado por ti. —señaló Vanasha— Y hoy ya dijo que no se movería hasta que viese a su hermano.
—Tenía miedo de que te hubiese pasado algo malo. —dijo con un tono triste de voz mientras abrazaba al Rey Sol, haciéndole de manera no intencionada daño en las costillas. Solo la cazadora pudo percibir el toque de dolor en su mirada.
—No te preocupes, no volverá a pasar ¿Vale? —lo tranquilizó acariciando su cabeza.
—¡Genial! —el niño saltó de la cama de nuevo con Vanasha— Dáselo, enséñale lo que hemos traído. —la mujer se acercó a donde descansaba el rey, pero antes de que pudiese darle nada, Itamen se lo quitó de las manos, y corriendo se lo llevó a su hermano— Lo he hecho para ti. —dijo entusiasmado tendiéndole un pergamino. Avad lo cogió y lo miró. Era un dibujo de dos muñequitos, uno alto y otro pequeño dados de la mano en un campo verde. Sintió que sus ojos se humedecían mientras tenía un flashback de una montaña de objetos ardiendo— Somos tú y yo. Cuando te pongas bien podremos salir a jugar al jardín. —con esfuerzo, contuvo sus emociones.
—M-me encanta, Itamen, muchísimas gracias, es precioso, claro que saldremos a jugar. —dijo emocionado con una gran sonrisa en el rostro— Muchísimas gracias, de verdad. —agradeció de nuevo extendiendo sus brazos para que el niño lo abrazase. La cazadora no podía evitar ver la escena con ternura. El pequeño estaba tan contento enseñándole a su hermano lo que había hecho... Sintió cómo se sonrojaba.
—¡Aloy! —exclamó el príncipe percatándose de su presencia. Estaba tan entusiasmado por ver a su hermano que no había reparado en que estaba ahí— Avad, ¿Le dirás que si me enseña a usar un arco?
—¿Y por qué no se lo preguntas tú? —respondió pidiéndoselo de reojo con la mirada. Ella le sonrió e Itamen corrió a su lado.
—¿Me enseñarás? Porfiiiii. —pidió tirando de su ropa Nora. Ella se puso de cuclillas para estar a su misma altura.
—Claro que sí, sería un honor. —el niño saltó de alegría— ¿Podéis hoy, mismamente? —le preguntó a Vanasha.
—¿Para el príncipe haces un hueco pero no para mí? Me voy a poner celosa... —respondió con una amplia sonrisa. Ambas rieron.
—También tengo un rato para ti, por supuesto.
—Pues nos vemos luego, pequeña cazadora. —contestó— Vamos, Itamen, tu hermano debe descansar.
—¿Ya nos vamos? —se quejó— Quiero quedarme un poco más.
—El Rey Sol está muy cansado... —comenzó a decir.
—No te preocupes, Vanasha, deja que se quede y pasamos un rato juntos. Si queréis podéis ir a hacer algo juntas, y de mientras estoy un rato con mi hermano, si os parece ¿Te parece bien, Itamen?
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Después de la Guerra
Roman d'amourAloy despierta en Meridian junto con el Rey Sol Avad, sin saber cómo ha llegado hasta allí. Juntos vivirán aventuras y emociones que formarán fuertes lazos entre estos personajes. 🧭 Esta historia se sitúa después de Horizon Forbidden West, pero ant...