Capítulo 14.
Marco.
—Por favor —me rogó Katy, la chica del despachador de emergencias, me miró beber un sorbo de mi café número siete de la noche mientras evitó que siguiera caminando—, quiero ir a esa fiesta.
—Es una de la mañana, Katy —la regañé como si fuera mi hermana pidiéndome ese permiso.
Agregué una nota mental para llamar a esa estúpida que extrañaba con todo mi ser. No la había visto en el último mes. Sus mensajes en mi celular personal fueron todo lo que recibí a diario para dejarme saber que estaba bien.
—Por eso quiero ir, es cuando se ponen más interesantes.
—¿Y exactamente qué es lo que quieres de mí? —caminé para ir a mi oficina dejándola atrás, pero ella, sin desistir, me siguió con su voz chillona.
—¿Puedes cubrir mi turno?
—Todavía me debes el favor de la vez pasada —dije al girar mi cabeza para mirar a esa enana cuando se alineó con mi cuerpo—, y el pasado de ese.
—Por favor, Marco —su tono aniñado me hizo sonreír—. Le diré a mi abuela que cocine los brownies que tanto te gustan y compraré tu café durante un mes todos los días si estarás en la ciudad. Pero por favor, cúbreme sólo esta noche. Mike me invitó y no pude decirle que no, sabes que me gusta desde que entré a la universidad.
Se paró frente a mí de nuevo para detener mi andar y hacer la misma expresión que derretía a Turner.
—¿Tienes condones? —dije cuando tragué el líquido caliente y cargado.
—No —contestó mientras sus mejillas te teñían de rojo—, pero no iré a...
—Claro que irás a —hablé enfatizando la primera letra del abecedario—, cada que mencionas a ese bueno para nada es porque vas a follártelo —puso los ojos en blanco mientras me escuchó hablar—, en el tercer cajón de mi escritorio hay una tira de condones, más te vale que cuando entre no estén ahí o será la última vez que te cubro.
Dio unos brinquitos como si fuera una niña pequeña y se abalanzó sobre mi para abrazarme y besar mi mejilla.
—¡Eres el mejor! ¡Les diré a todos en la estación que eres mi agente favorito de ahora en adelante!
—¿De ahora en adelante? —me quejé.
—Buen, bueno. Siempre has sido mi agente favorito.
Sonreí por sus niñerías mientras palmeaba su espalda para que se quitara, los abrazos no eran mi cosa favorita después de la mayonesa. Era bien sabido que Katy era la consentida de todos por ser la más joven de la estación. Se había vuelto lo mismo para el departamento de bomberos de la calle 78, y eso, todavía seguía siendo una incógnita que tratábamos de resolver.
—Si quieres mi consejo —la tomé del hombro cuando se alejó—, nunca salgas con un niño que no lleva sus propios condones.
—Él no es un niño —frunció el ceño—, tiene veinticinco.
—Hacer que una mujer lleve o compre los condones no es de hombres, querida. Mucho menos hacer que llegue sola al lugar donde quedaron de encontrarse a mitad de la noche.
—Yo, solo quiero gustarle —cruzó los brazos y dijo esa frase mirando hacia la alfombra con la vergüenza emanando de su ser por lo que estaba diciéndole.
—Eres un miembro importante de la 53 —la tomé de la barbilla para hacer que me mirara mientras varios agentes más pasaban platicando a lado de nosotros—, en dos años serás agente si terminas la universidad, incluso podrás tomar el asiento de copiloto a mi lado en la patrulla si llegas a ser tan buena como yo —sonrió débil con la promesa un tanto narcisista—, toma el lugar que te pertenece y busca a alguien que esté a tu altura, Katy. Ahora vete antes de que me arrepienta.

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Libres.
RomantikTW: -Abuso psicológico. -Secuestro. -Violencia verbal. -Bisexualidad. -Violencia domestica.