Capítulo 13.
Nicholas.
La camioneta se tambaleó sobre el asfalto dejando atrás la casa donde crecí, verlo con el cañón del arma en la frente activó el enojo y el odio que solía sobrepasarme cuando lo molestaban en la academia por escribirle cartas de amor a su entonces prometida. El empedernido enamoradizo lo ignoraba, yo aborrecía esos comportamientos, también a su estúpida enamorada infiel.
Las uñas de Charlotte atraparon mi brazo cuando exhaló abruptamente al haber despertado. Marco me miró por el retrovisor al mismo tiempo, salpicaduras de líquido escarlata provenientes del desconocido mancharon su piel cuando disparé, habíamos abandonado la casa sin pensarlo dos veces hace más de media hora. Charlotte y yo íbamos en la parte de atrás de la camioneta, el desmayo que sufrió por el estrés me hizo cargarla hasta el vehículo.
—Respire, Charlotte —dijo Marco, quien me miró por varios segundos, después puso atención sobre la carretera—, todo está bien, estamos a salvo —asintió apenas un poco cuando me miró de nuevo, su agradecimiento silencioso me hizo sentir mejor.
Mi mejor amigo estaba bien. Mi cliente estaba bien, yo estaba bien.
—El hombre de la máscara —desvié la mirada hacia ella, su semblante, desorbitado y lleno de terror, hizo que me retorciera en el asiento—, va a matarme, nos encontró —su voz se resquebrajó con horror.
Tomó aire con dificultad dolorosa cuando trató de huir de sus pesadillas vivientes.
—No creo que lo haga —afirmé cuando recordé el rescate que llevamos a cabo—, a ese también lo maté, señorita Mason. Así que no, no va a matarla.
—La máscara, la máscara...
Acomodé mi cuerpo para poder tomar su cara con ambas manos.
—Déjeme ver esos ojos —las lágrimas cayeron por sus mejillas cuando fijó sus orbes en los míos—, hermosos, hermosos ojos cafés.
Su labio tembló y nuestros cuerpos se tambalearon con el movimiento del vehículo.
—Todo está bien —dije acariciando su espalda de arriba hacia abajo cuando la acuné entre mis brazos—, trate de conciliar el sueño —acaricié sus hebras con olor a hierbas raras, seguían un poco húmedas por el baño que tomó—, llegaremos en una hora a la estación, después sabremos qué hacer.
—Agente Payton —apenas y se incorporó para mirarme de nuevo con esos ojos hinchados—, no cenó —el sentimiento en esa voz trémula por mi estómago vacío me hizo reír un poco—, la sopa.
—Cuando lleguemos a nuestro destino —quité el mechón de cabello de su frente sudada con mi meñique—, le compraré todo lo necesario para que la prepare y será entonces que probaré esa exquisita sopa ¿de acuerdo? Ahora duerma tranquila, ya está a salvo.
—Si —sorbió su nariz.
Y eso fue todo, en un silencio pesado tragué saliva, pues todavía no estábamos a salvo. No estando en medio de la nada casi a la una de la madrugada.
Quise cerrar los ojos, quise descansar un poco, pero esa mirada fría y cubierta con terror disfrazado de valentía cuando entró a la casa me carcomió el alma por varios instantes. La camioneta se movió, se movió y se movió porque él la manejó, se movió porque el muerto yacía sobre la madera del piso. Marco estaba vivo.
Estaba vivo.
Coloqué el cuerpo de Charlotte en el sillón de mi oficina, me quité el saco y cubrí su cuerpo, tendría que comprarle un par de zapatos, tendríamos que volver a instalarla en un hogar temporal.

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Libres.
RomanceTW: -Abuso psicológico. -Secuestro. -Violencia verbal. -Bisexualidad. -Violencia domestica.