Capítulo 20.
Charlotte.
Una gran mentira se añadiría a mi lista interminable si dijera que no me había despertado temprano a propósito para prepararles café y esperar (impacientemente) para que mis ojos se deleitaran con esos dos cuerpos trabajados por el beso del verano que casi llegaba a su fin.
Mi cuerpo se tensó cuando escuché las viejas escaleras tronar a mis espaldas media hora después, cuando salí de la habitación antes de bajar, la puerta de Nicholas estaba abierta, gracias a eso pude ver esa espalda trabajada y sus piernas torneadas mientras su brazo colgaba de la orilla del colchón. Mezclé la crema y el azúcar para desvanecer ese tono fuerte en mi bebida mientras me imaginé despertándolo con besos desde la espalda hasta llegar a su boca. Serví la bebida de quien fuera que estuviera bajando.
—Señorita Mason —reprimí una sonrisa al escuchar la picardía con la que me saludaba. El retortijón que me dio en el estómago fue casi sobrenatural.
—Agente Payton.
—¿Suele despertar tan temprano?
—Si —mentí—, solo que no salgo de la habitación.
Me giré para darle la taza de café, no tuve control sobre mi mirada, su torso desnudo y ropa interior negra se metieron a las profundidades de mis fantasías. Mi piel se erizó por lo hermoso que se veía bajo la luz de la mañana. Cabello despeinado y la barba que comenzó a crecerle poco a poco.
—Durmió hasta tarde.
—Lo siento —bebí el café, dejándome sentir la deliciosa temperatura dulce—, mi abuela y su cita se divirtieron de más y tuve que escuchar todo.
—Claro, el señor Finegan es todo un partido.
—¿Cómo sabe...
—Es mi obligación saberlo todo sobre ustedes, corazón.
Asentí mientras lo miré beber. Café negro y extra caliente.
—Por Dios, podría acostumbrarme a beber este café por el resto de mi vida. Está delicioso.
—Una vez que todo esto termine, puede —el calor invadió mis mejillas cuando miré la taza—, puede ir a la cafetería, me aseguraré de que sean gratis para usted.
Me sonrió amable cuando su risita llamó mi atención. No fue esa sonrisa pervertida ni sensual que solía regalarme haciendo que se me debilitaran las piernas. Fue una que guardé en mi corazón por el nivel de tranquilidad y belleza que transmitió.
—Nada me encantaría más, señorita Mason. Puede que no vaya diario, pues mi agenda estará llena, pero no dude que ahí estaré.
Mi pecho se aplastó como las patatas destinadas a convertirse en puré con las palabras del agente. Caí en la real, horrorosa e inevitable realidad. Dejaría de verlos, de escucharlos y lo que menos quería, ellos se olvidarían de mí. Solo era un trabajo más, un cheque enorme firmado para ser cobrado.
La puerta se abrió cuando Marco entró, lleno de sudor y con la respiración agitada. Se quitó los audífonos y colocó el celular sobre la mesa.
—Café —dijo aliviado.
—Café negro y aburrido —contesté y le entregué la taza—, estaré arriba, necesito trabajar en varias cosas y hacer varias llamadas.
—Señorita Mason —el sonido de las voces fue casi al unísono.
Cuando terminé de subir las escaleras sonreí por haber logrado con éxito mi cometido. Supe que sería un día tranquilo, pues los fines de semana los demás agentes se encargaban de todo por órdenes de mi abuela. Y ambos gorilas tenían su día libre. Abrí la computadora, prendí un incienso y con la música llenándome los oídos al ponerme los audífonos, comencé a trabajar mientras el aroma del verano entraba por mi ventana.
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Libres.
RomanceTW: -Abuso psicológico. -Secuestro. -Violencia verbal. -Bisexualidad. -Violencia domestica.