19.

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Capítulo 19.

Nicholas.

La escuché vomitar por lo menos tres veces después de haber recibido el mensaje, y como la testaruda que es, no dejó entrar a nadie.

Anne preparó un poco de té para calmarle los nervios y Marco fue quien la subió cargando a su habitación cuando logró salir del baño para que se cambiara de ropa.

Mi pecho se presionó al verla casi enferma por el miedo, me fundí en enojo al saber que todavía estaban en peligro y no habíamos encontrado nada. Logré arrancarle sonrisas por la mañana y ahora todo se había oscurecido de nuevo en ella.

Se abrió la puerta y el hombre al que no quise ver entró presuroso junto con el departamento de nerds, conformado por más de seis hombres. Armaron sus equipos sobre la sala en completo silencio mientras Turner miró el mensaje.

Te encontré —lo leyó en voz alta cuando se puso los lentes—, ¿no pudo ser más original?

—¿Más original? —bramó Marco desde las escaleras—, no estamos para bromas, cambiaré su número, no quiero que siga recibiendo mensajes, tenemos menos de cuatro meses para encontrarlo.

—No lo hará. Eso nos ayuda, podemos rastrear su celular y llegar más rápido a él —dijo una mujer—, esta casa está rodeada, así que no le pasara nada a la princesa.

—No me llames así —el tono agrio y firme de Charlotte hizo reír a la agente—, ¿mi abuela sabe sobre esto?

Turner asintió cuando se miraron.

—Revisaré los mensajes y su celular —advirtió calmado—, espero no le moleste.

Charlotte se rio, de manera amarga y dolida.

—Me da igual lo que haga ¡Toda mi vida se fue a la mierda! Por mi puede quedarse esa porquería.

No había escuchado sus gritos convertidos en enojo, fue algo nuevo y algo que me erizó la piel por no poder hacer nada. El mal humor palpable me hizo querer abrazarla hasta que todo se esfumara, supe que eso era algo estúpido, no significaría nada, enmudecida y con cara de pocos amigos, subió las escaleras de nuevo, segundos después, la puerta de su habitación se azotó, haciendo que todo se congelara en un silencio mortal.

Las náuseas llenaron mi estómago por varios segundos cuando Turner me miró. No me moví ni bromeé como solía hacerlo al saludarlo. Eso definitivamente haría levantar sospechas sobre lo que ocultaba, pero me paralizó el miedo, el corazón no dejó de latirme al saber que vendría, habían pasado menos de dos semanas del incidente y la investigación no se llevó a cabo por órdenes de Anne, que en realidad fueron mías, no podía permitirme perder el trabajo, no quería que descubrieran lo que hice, le prometí a mi jefe no volver a hacerlo cuando me dio la oportunidad de entrar a la academia, no quería perder lo que construí con ardua labor, no quería entregar mi placa, ni dejar mi oficina, ni perder mi rifle. No quería...

No quería volver a estar solo, no quería...decepcionarlo...ni perderlo.

La bruma caliente de la desesperación me prohibió respirar, detecté movimientos en toda la casa, la gente iba y venía en cámara lenta, traté de inhalar aire fresco cuando me senté en el sillón, me quedé quieto como un tronco, traté de calmarme, nada funcionó, mi pecho se oprimió dándome a entender que tal vez estaba teniendo un ataque al corazón, pero solo era pánico.

Tuve que ponerme de pie de nuevo para ir hacia la cocina, no supe cuándo llegué tan rápido, la jarra de agua estaba llena, tomé un vaso y con temblor en las manos, traté de servirme agua. Inhalé por la boca, sostuve el aire y antes de exhalar, varias gotas de agua cayeron en la barra.

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